En la opa a Talgo se juega mucho más que el futuro del principal fabricante de trenes de la estatal Renfe. La realidad es que además la empresa es clave en varios proyectos que definirán el futuro de la alta velocidad, entre ellos los trenes de la estatal que serán empujados por hidrógeno y que se espera empiecen a rodar por las vías españolas, en los próximos años.
El proyecto iniciado por la compañía, y que ya ha iniciado viajes de prueba en trenes tradicionales y que espera hacerlo con la alta velocidad este mismo año, incluye también otras empresas españolas como Golendus, Ingeteam, Repsol, Sener y Optimus 3D. Pero es Talgo, y su modelo 250, la que representa el centro de la idea. Es una iniciativa que además cuenta con una subvención de 6,5 millones de euros, no es casual: Para el servicio, y para los objetivos de Bruselas en cuanto a emisiones, es clave que el sistema ferroviario genere menos que las demás opciones si quieren seguir empujando viajeros a los rieles.
El problema es que para los húngaros de Magyar Vagon, además cercanos a Orban, este proyecto puede dejar de ser prioritario. El gobierno de Hungría no ha mostrado demasiada preocupación sobre el cambio climático, y ha aprovechado las recientes protestas del sector agropecuario para señalar los problemas de la agenda 2030. Dadas las medidas aislacionistas que se defienden y la prioridad sobre proyectos y empresas del país. Dado que el proyecto ‘Hympulso’, como lo ha bautizado Talgo, está tan enfocado en el territorio español, parece fácil dejarlo de lado.
A esto se suma que dos de los empresarios detrás de la opa, Gyorgy Bacsa y András Tombor tienen conexiones directas con Viktor Orbán, una figura controvertida en la política europea, y una de las pocas que mantiene buenas relaciones con Vladímir Putin. De hecho, Tambor fue asesor del gabinete de seguridad durante el primer gobierno de Orban, lo que puede ser suficiente motivación para un «No» del gobierno frente a la opa.
Es cierto que es probable que en un principio lo continúen, después de todo desde Hungría siguen tratando de demostrar que la opa no afectará de forma negativa a la alta velocidad española para evitar que el Gobierno frene el proyecto. Pero también es verdad que cualquier retraso o dificultad común al intentar desarrollar una nueva tecnología, pueden ser una buena excusa para poner freno al proyecto.
UN PERTE QUE DEBERÍA SER UN ARGUMENTO PARA EVITAR LA OPERACIÓN
Lo cierto es que el tren de hidrógeno de Talgo es suficientemente importante para conseguir la clasificación de PERTE (Proyectos Estratégicos para la Recuperación y Transformación Económica). Es decir, que es visto como un proyecto clave para el desarrollo de la economía del futuro en España, tiene sentido, después de todo, ya con Raquel Sánchez en el Ministerio de Transporte se defendía que este debía ser el principal medio usado por los españoles para los viajes internos al ser el más «sostenible», y tanto Yolanda Díaz como Óscar Puente ha defendido una postura similar.
«Con la designación de PERTE se identifica un sector como un área clave para el futuro de la economía. En total, se han aprobado doce proyectos estratégicos dedicados a áreas como el desarrollo del vehículo eléctrico y conectado, energías renovables, hidrógeno renovable y almacenamiento, la salud de vanguardia, el sector agroalimentario, la nueva economía de la lengua, el modelo de economía circular, la industria naval, la aeroespacial, la digitalización del ciclo del agua, los microchips, también a la economía social y de los cuidados y a la descarbonización de la industria», defiende la propia empresa al anunciar el proyecto.
Pero para poder seguir defendiendo esta posición desde el Gobierno el que los trenes puedan funcionar con energía limpia es clave. Ya hay varios proyectos de electrificación de las vías avanzando, pero para zonas donde no es una opción viable el uso de baterías de hidrógeno parece, de momento, la opción más atractiva. Al final, los medios de transporte interno son claves para un país como España, que vive del turismo, y, por tanto, es importante que exista la posibilidad de desplazarse internamente de forma limpia si se quiere evitar una crisis a medida que se apliquen más de las medidas necesarias en la agenda 2030.
LA NECESIDAD DE PROTEGER LOS PROYECTOS DE TALGO
No es el único proyecto importante en el que Talgo está incluida y que puede transformar el día a día de la industria de la alta velocidad en el país. La ruta hacia Galicia de Iryo, la multiplicación de frecuencias de Renfe en diferentes rutas y las decisiones de la estatal de aumentar sus operaciones en el extranjero requieren del trabajo de la fabricante, y que la prioridad de sus operaciones siga siendo el funcionamiento en España.
En cualquier caso, es importante pensar en el futuro de este sector al plantearse la operación. Mientras más se revisa la empresa, es más evidente que es una pieza estratégica del sistema de transporte de España, y que hay motivos para cortar una opa que puede dejar una de sus herramientas más importantes bajo las órdenes del gobierno húngaro.