La creciente conciencia ambiental de la sociedad moderna ha generado la necesidad de abordar el cambio climático como una urgencia ineludible.
En este contexto, las empresas están siendo llamadas a rendir cuentas por sus emisiones en el medioambiente, con el fin de reconocer cuál es su huella de carbono y poder reducirla a través de acciones comprometidas.
Si bien el cálculo de la huella de carbono puede parecer complejo en un principio, es fundamental para comprender y mitigar el impacto ambiental de las actividades comerciales.
La consultora Ingade ofrece recursos clave para entender más de esta métrica y gestionarla con rigurosidad, fomentando así la ejecución de actividades más sostenibles por parte de las empresas.
El cálculo de la huella de carbono
El cálculo de la huella de carbono se refiere a la evaluación de las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) generadas directa o indirectamente por una empresa durante sus operaciones. Estas emisiones se expresan en equivalentes de dióxido de carbono (CO2eq) y provienen de diversas fuentes, que se clasifican en tres alcances.
El alcance 1 incluye emisiones directas de fuentes propiedad de la empresa, como la combustión de combustibles; el alcance 2 abarca emisiones indirectas asociadas con la generación de electricidad adquirida, mientras que, el alcance 3 comprende otras emisiones indirectas, como las generadas por la cadena de suministro y los desplazamientos de los empleados.
Resulta interesante notar que el cálculo de la huella de carbono a menudo revela datos sorprendentes sobre las operaciones de una empresa. Algunas organizaciones han descubierto que una parte significativa de sus emisiones proviene de fuentes inesperadas, como los viajes de negocios o las actividades logísticas. Este tipo de información puede ayudar a abordar en profundidad la huella de carbono empresarial con estrategias efectivas de reducción de emisiones.
Ventajas del cálculo de la huella de carbono
A través de un análisis exhaustivo de todas las actividades de una empresa, se calcula la huella de carbono y se identifican las principales fuentes de emisiones, con una cuantificación precisa de las mismas. Al comprender plenamente su huella de carbono, las empresas pueden gestionarla, implementando medidas como la optimización de procesos, la adopción de tecnologías más eficientes y la transición hacia fuentes de energía renovable. Estos cambios contribuyen a reducir no solo la huella de carbono, sino también los costes, fomentando la rentabilidad a largo plazo.
Las empresas que demuestran un compromiso con la sostenibilidad ambiental mejoran su reputación, ganando una imagen positiva en el mercado al tiempo que cumplen con las normativas locales e internacionales relacionadas con las emisiones de gases de efecto invernadero.
Si bien actualmente no es obligatorio el cálculo de la huella de carbono, esto trae beneficios a la imagen, las cuentas y la eficiencia de las empresas.
Con el apoyo de expertos en consultoría estratégica como los de Ingade, se puede conocer la huella de carbono e implementar estrategias que contribuyan a la sostenibilidad de la organización y del medioambiente en su conjunto.