Como ocurre con los automóviles, no son muchas las personas que están en condiciones de pagar a tocateja el precio de una embarcación de recreo. En la mayoría de las ocasiones, el futuro navegante habrá de solicitar un crédito o un préstamo de barco para hacer realidad su sueño marinero.
La buena noticia es que existen fórmulas específicas de financiación de barcos, más allá de los tradicionales créditos náuticos. Así que, vamos a dar un repaso a todas ellas, a fin de que los interesados dispongan de criterios para elegir la vía de financiación más adecuada a sus intereses.
Crédito náutico
Similares a los préstamos personales. No suelen estar disponibles en los bancos tradicionales, sino en algunas entidades financieras que están especializadas en financiación de embarcaciones.
¿Y cuáles son las diferencias con los créditos personales? Son las siguientes:
- Los tipos de interés son ligeramente más ventajosos.
- Los plazos de amortización son más flexibles: pueden ser de hasta 20 años.
Leasing naval
Se trata de una fórmula de financiación similar a un alquiler. A cambio de una cuota mensual, el cliente dispone de todos los derechos de uso y disfrute de la embarcación. Al final del contrato de leasing, el titular del barco decide si se lo queda, pagando su valor residual, o si devuelve la embarcación.
El leasing solo está disponible para empresas y personas que ejerzan como trabajadores autónomos. En ese último caso, su actividad ha de estar relacionada con el sector marinero o con el de las embarcaciones recreativas.
Renting naval
Similar al leasing, con dos sustanciales diferencias:
- En la cuota mensual se incluyen los mantenimientos, las posibles averías, el seguro a todo riesgo y los impuestos de la embarcación. Es decir, el propietario solo ha de afrontar, además de la cuota mensual, los gastos de combustible y amarre.
- Es una fórmula aplicable tanto a particulares como a empresas.
Financiación directa del fabricante o del concesionario
Algunos fabricantes de embarcaciones (o sus concesionarios autorizados) disponen de programas de financiación propia, por lo que no es preciso acudir a ninguna entidad financiera. En ese caso, las modalidades ofrecidas al cliente son las tres que ya hemos descrito en líneas anteriores.
Los intereses aplicados suelen ser ligeramente superiores a los de los bancos, pero la tasa de solvencia y las garantías exigidas a los clientes también suelen ser menores.
Hipoteca naval
Obviamente, esta opción no está disponible para pequeñas embarcaciones de recreo. Esta vía de financiación está exclusivamente reservada para embarcaciones de las siguientes tipologías:
- Veleros y yates de recreo cuyo valor de mercado es equiparable al de una vivienda de alto.
- Buques de pasajeros de elevada capacidad y trasatlánticos.
- Grandes embarcaciones de pesca.
- Buques cargueros, graneleros y petroleros.
La hipoteca naval es prácticamente idéntica a la hipoteca inmobiliaria tradicional. La diferencia es que, dado el elevado valor y la baja tasa de depreciación futura de los barcos susceptibles de ser hipotecados a largo plazo, la única garantía de la operación hipotecaria suele ser el propio buque, algo que no siempre sucede con los inmuebles.
Finalizamos nuestra breve descripción recomendando a los interesados que utilicen esta calculadora de préstamo. Se trata de una herramienta fácil de usar y muy intuitiva, que les permitirá conocer, en menos de un minuto, cuáles son las cuotas mensuales resultantes de un crédito náutico.