En las costumbres alimenticias de nuestro país encontramos dos grandes pilares que han marcado un legado saludable y delicioso, con reconocimiento internacional: la dieta atlántica y la dieta mediterránea. Aunque comparten ciertos principios básicos, como la importancia del consumo de frutas, verduras y pescado, hay matices que las hacen únicas y distinguidas, cada una con sus secretos para una vida longeva y un paladar satisfecho.
Mientras la dieta mediterránea ha ganado una fama casi mítica, avalada por incontables estudios, la dieta atlántica comienza a despuntar como un modelo de alimentación igual de válido, con sus propios beneficios y particularidades que merecen ser destacados.
4CÓMO INCORPORAR LO MEJOR DE AMBAS DIETAS
Para aquellos que desean obtener lo mejor de ambos mundos, la clave está en la variabilidad y el equilibrio. Incluir en nuestra dieta diaria alimentos característicos de la dieta atlántica como el pescado azul, y combinarlos con el uso generoso del aceite de oliva, permite disfrutar de un régimen equilibrado y lleno de nutrientes esenciales. Además, aprender a sacar partido de los productos de temporada y acercarse a los productores locales puede enriquecer nuestra experiencia culinaria manteniendo viva la esencia de estas dos dietas.
En este cruce de caminos entre la dieta atlántica y mediterránea, se vislumbra la posibilidad de un nuevo modelo alimenticio que pueda denominarse como ‘dieto-fusión’, que integre sabores y beneficiándose así de un abanico más amplio de propiedades nutricionales. Este enfoque es reflejo de una sociedad que avanza hacia una mayor consciencia sobre lo que consume y los efectos que tiene su alimentación en el bienestar general y la salud del planeta.