La razón por la que nos suenan las tripas cuando tenemos hambre

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En el vasto mundo de la fisiología humana, pocos sonidos son tan reconocibles y universalmente asociados al hambre como el resonar de nuestras tripas. Este curioso sonido, técnica y cariñosamente conocido como borborigmos, puede resultar una melodía incómoda en el silencio de una reunión o el preludio perfecto a una comida sabrosa.

Sin embargo, el porqué de este fenómeno va más allá de ser una simple señal de que es hora de comer. A continuación, exploramos los entresijos de esta cuestión, revelando la ciencia detrás de los ruidos de nuestro sistema digestivo cuando se despierta el apetito.

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MÁS QUE HAMBRE: UN SISTEMA EN COMUNICACIÓN

Los sonidos estomacales no son solo un asunto de hambre, sino que forman parte de un diálogo constante entre nuestras entrañas y nuestro cerebro. Un aspecto poco discutido es cómo este diálogo revela la existencia de una red de comunicación autónoma e inteligente dentro de nuestro aparato digestivo. Por ejemplo, cuando nuestras tripas suenan mientras tenemos hambre, no es solo el estómago señalando su vacío, es el ecosistema gastrointestinal avisando de un estado de necesidad de nutrición.

En este intercambio de señales, también entra en juego el mimetismo fisiológico. Así como la vista de un jugoso plato puede hacernos la boca agua, el pensamiento o la anticipación de comida también puede activar la maquinaria digestiva, provocando esos característicos sonidos. Este fenómeno muestra la complejidad de la respuesta anticipatoria de nuestro cuerpo a las necesidades alimenticias, y cómo incluso los sonidos son parte integral de este sofisticado sistema.