Sabías que existe una palabra única que desafía las reglas de la escritura, una palabra que se puede pronunciar; sin embargo, no se puede escribir. A simple vista, este enigma parece desafiar las reglas básicas de la ortografía, abriendo la puerta a un mundo de posibilidades lingüísticas más allá de lo convencional.
A diferencia de otros enigmas lingüísticos, esta singularidad no se basa en sonidos exóticos o arcaicos, sino en una simple combinación de letras que, al unirse, desafían las normas ortográficas.
7Primeros registros de la palabra en el tiempo
No se sabe con exactitud cuándo se descubrió la particularidad de la palabra “sal-le”; sin embargo, hay algunas pistas que nos pueden dar una idea de su origen:
- Ya en el siglo XVI, el gramático Antonio de Nebrija mencionó la existencia de esta palabra en su obra “Gramática de la lengua castellana”. Nebrija la mencionó como una de las excepciones a la regla que prohíbe la unión de dos palabras en una sola.
- En el siglo XVII, el gramático Gonzalo Correas también mencionó la palabra “sal-le” en su obra “Arte de la lengua española castellana”, Correas la describió como una forma “vulgar” de hablar, pero no la condenó por completo.
A lo largo de los siglos, la palabra “sal-le” ha sido utilizada por muchos escritores y poetas españoles; algunos ejemplos son Miguel de Cervantes, Lope de Vega y Federico García Lorca. Este enigma nos conduce a reflexionar sobre la relación entre la escritura y la pronunciación, y la constante evolución de las lenguas.