La Agrupación de Tráfico de la Guardia Civil se encuentra en el ojo del huracán por la polémica elección de sus nuevos vehículos de servicio. Según denuncia la Asociación Española de Guardias Civiles (AEGC), los coches adquiridos presentan varias deficiencias que no solo infringen las normas de tráfico impulsadas por la Dirección General de Tráfico (DGT) que ellos mismos deben hacer cumplir, sino que también comprometen la seguridad de los agentes. La AEGC ha señalado dos problemas principales: el reducido tamaño del maletero de los vehículos y su limitada autonomía. Esto obliga a los guardias a transportar material como conos, señales o chalecos antibalas sueltos en los asientos traseros, contraviniendo las normas de tráfico y creando un peligro potencial en caso de accidente. Además, la corta autonomía de apenas 325 km dificulta que puedan cumplir con sus labores habituales de vigilancia en carretera. En este artículo te contaremos que repercusión tuvo en la ciudadanía este “desliz” de la Guardia Civil y hablaremos de qué medidas tienen pensado tomar al respecto.
4Patrullar con la ansiedad de la batería baja
Resulta paradójico que los propios encargados de perseguir infracciones de tráfico graves como excesos de velocidad, consumo de alcohol y drogas al volante o distracciones con el móvil, se vean luego incapacitados para completar sus propios recorridos diarios de vigilancia por la ansiedad de unos vehículos con autonomía tan reducida que han sido bautizados como “vehículos de doble uso”: para patrullar… y para cargar. Es una muestra evidente de la falta de previsión y del desconocimiento real de las necesidades operativas de la Guardia Civil de Tráfico por parte de quienes tomaron la decisión durante el proceso de adquisición de estos polémicos coches eléctricos.