Enrique, un estudiante madrileño de 23 años con una perspectiva única sobre la vida, se aventuró en el programa de televisión «First Dates« en busca de una conexión especial. Su llegada al restaurante de Cuatro estuvo marcada por su peculiar presentación al presentador Carlos Sobera, portando una flauta travesera y una partitura en sus manos ocupadas.
Este joven autodenominado «El Barroco» desafió las expectativas, revelando ser un amante de la música y el arte, además de estar inmerso en sus estudios de Ingeniería de Diseño Industrial.
3Química ausente y decepciones reveladas
La velada entre Enrique y Paola no fue precisamente lo que ambos esperaban. La falta de química se hizo evidente cuando descubrieron que sus intereses y pasiones no coincidían. Las montañas, el arte y la música, las tres grandes pasiones de Enrique, no lograron captar la atención ni el interés de Paola.
Su desilusión se hizo palpable cuando expresó su esperanza de que Enrique fuera un músico más convencional, tocando la guitarra en lugar de la flauta travesera.