Aunque es un evento deportivo para muchos, el Super Bowl es realmente una excusa para ver los comerciales más importantes del año y la presentación musical de algún artista clave del momento. Este año no será la excepción con el texano Usher tomando la tarima del Allegiant Stadium de Las Vegas durante el descanso del duelo entre los Kansas City Chiefs (el equipo del novio de Taylor Swift) y los Philadelphia 49ers.
Para el artista detrás de ‘Confessions’ o ‘Dj Got Us Falling In Love’, que mañana mismo lanza su noveno disco de estudio, ‘Coming Home’, es la oportunidad de volver a lo más alto de las listas, o al menos de asentar su legado. Visto en su momento como uno de los herederos de Prince y Michael Jackson, el artista siempre ha sabido aprovechar sus presentaciones en vivo, pero el Super Bowl es también un espacio clave capaz de construir carreras o derribarlas de un día para otro.
Es que es fácil recordar que la edición de 2011 sirvió como la tumba de la etapa más popular de los Black Eyed Peas tras su desastrosa presentación, considerada la peor de la historia del evento por la revista Rolling Stone y por Sports Illustrated, o como puso una pausa a la carrera de Justin Timberlake tras la edición de 2018.
Hablando de Timberlake él fue el otro protagonista de aquel espectáculo de 2004 que desarmó la carrera de Janet Jackson, le quitó a MTV la producción del evento, lo que empezó su derrumbe y los empujó a dejar la música de lado, y dejó a varias estrellas de rock clásico como única opción para el evento por varios años, todo por un pezón.
Pero también ha servido como la coronación de varios artistas icónicos. Michael Jackson entendió el tamaño de la oportunidad cuando en 1993 aprovechó el momento y su entrevista con Oprah para enterrar su controversia por las acusaciones de abuso infantil, aunque unos años después terminó volviendo a repetirse, Bruce Springsteen, consiguió presentar sus éxitos a una nueva generación y para los Rolling Stones fue una noche más, pero todas las noches para ellos parecen ser históricas.
LAS MEJORES PRESENTACIONES DEL SUPER BOWL DE TODOS LOS TIEMPOS
Pero hay algunas presentaciones que parecen especialmente importantes. El caso de Shakira y Jennifer Lopez en Miami en 2020, justo antes del apocalipsis, es icónico y sirvió para que ambas relanzaran sus carreras musicales, aunque la colombiana aún necesito terminar su divorcio, pagar su deuda a hacienda y a Bizarrap para recuperar su mejor versión.
Para los más melómanos es posible incluir aquí el espectáculo de 2022 donde Dr. Dre repasó la historia del Hip Hop de la costa oeste. Acompañado de Snoop Dogg, Eminem, Kendrick Lamar y Mary J Blidge recordó por qué es el centro de tantos documentales sobre la historia del rap, después de todo lanzó las carreras de los otros cuatro, puntos extra para Eminem por ponerse de rodillas tras el final del himno pro africano ‘Alright’ en contra de la normativa de la NFL.
Vale señalar el caso de Madonna que sin complicaciones dio una gran presentación en 2012. Acompañándose de Cee Lo Green para los coros en clave de gospel de ‘Live a virgin’ y de Nicki Minaj y M.I.A para ‘Give Me All Your Luvin’ la artista hizo un show que sin grandes cambios podría ser parte de cualquiera de sus giras, pero si han visto a Madonna en vivo saben que sin grandes cambios está al nivel del Super Bowl.
Por su lado, U2 se presentó en 2002 en el regreso del evento tras el 11 de septiembre, apostando por el lado emocional de la música y lo que representa para Estados Unidos este partido, con la banda reduciendo su set a tres canciones y mostrando los nombres de los fallecidos en los atentados en una épica interpretación de ‘MLK’ y ‘Where the streets have no name’.
¿PERO CUÁL ES LA MEJOR PRESENTACIÓN DEL MEDIO TIEMPO?
Aunque es complicado elegir al menos hay dos artistas que pueden competir por el primer puesto: Beyoncé y Prince. Lo cierto es que son quizás las dos presentaciones de esta tarima más relacionadas con la leyenda del artista responsable.
Por un lado, Beyoncé, que más tarde terminaría el año lanzando su extraordinario disco homónimo, repasó sus hits como una ametralladora de coreografías complicadas, invitados clave de su carrera como Jay-Z y el resto de las Destiny ‘s Child. Antes del show era una de las artistas más famosas del mundo, al final era una pieza clave de la historia del pop estadounidense, y que después haya lanzado sus dos mejores discos, el de ese año y ‘Lemonade’ de 2016, sólo han completado su mito.
Prince, en cambio, fue algo más simple. Explotando en el escenario tras su silueta y demostrando sus grandes dotes como bailarín, guitarrista y cantante, para cuando cerró con una épica ‘Purple Rain’ bajo la lluvia, morada por las luces del espectáculo, el artista no solo había construido un nuevo pilar para su leyenda, sino que consiguió darle una nueva vida que empujó sus ventas en la segunda mitad de la primera década de este siglo.
Ahora solo queda esperar a esta noche para ver que logra hacer Usher con esta tarima, sin duda la más importante del mundo, pero también la más peligrosa para una carrera que está intentando reconstruirse tras una larga pausa.