A lo largo del año pasado, cuando el avance de la inteligencia artificial generativa parecía incontenible gracias al éxito de herramientas como ChatGPT o Midjourney, muchas empresas tomaron medidas para prohibir a sus empleados el uso de estas tecnologías.
Resulta especialmente llamativo el caso de ChatGPT, ya que grandes empresas tecnológicas como Amazon, Apple y Microsoft, esta última siendo la principal impulsora de OpenAI, la desarrolladora del chatbot de IA, advirtieron a sus trabajadores sobre el riesgo significativo que implicaba compartir «datos sensibles» con estas herramientas.