Tras anunciar el regreso de Zara a Venezuela con todos los honores hace unos días y abrir su primera tienda en Caracas, Inditex ha recibido rápidamente un balde de agua fría. Aunque para la empresa no debería ser una gran sorpresa que el Gobierno de Nicolás Maduro haya decidido no cumplir con los acuerdos de Barbados, firmados con la oposición en el mes de noviembre, pero quizás si lo sea que Estados Unidos ya ha confirmado que volverá a imponer las sanciones que levantó en diciembre señalando al chavismo por, una vez más, no cumplir el acuerdo.
Esto pone a la empresa de Marta Ortega en la complicada situación que enfrentan las pocas empresas internacionales que están en el país latinoamericano: Tendrán que buscar formas de operar sin negociar con figuras de la dictadura que ha hecho esfuerzos de poner sus tentáculos en cada espacio de la vida. Por tanto, operar en el país sin arriesgarse a tener contacto, incluso accidental, con algún funcionario o empresa estatal sancionada puede ser más complicado de lo que pensaron originalmente.
Originalmente, la empresa había dejado el país en 2020, tras años intentando navegar las aguas siempre turbulentas de la economía y la sociedad venezolana. La hiperinflación, las sanciones y las interrupciones de la rutina regular debido a las protestas y conflictos internos de las principales ciudades del país.
Pero es que el levantamiento de sanciones ha sido una sorpresa. No por el hecho de que el chavismo ignore alguno de los acuerdos que ha firmado con la oposición, parte de su rutina permanente, sino por qué Estados Unidos, bajo el Gobierno de Joe Biden, había decidido intentar normalizar relaciones con la dictadura, no solo para reducir la crisis migratoria venezolana, sino para poder retomar negocios con el país petrolero más cercano a sus costas y distante a las crisis de Israel y Ucrania.
A esto se suma la complicada realidad de operar en un país que vuelve a caminar a la hiperinflación. De hecho, el país cerró 2023 con una inflación interanual de 193%, un dato menor al de 2022, que superó el 200%, pero que sigue siendo alto. Es una realidad complicada en la que trabajar, sobre todo por lo volátiles que son las decisiones económicas del Gobierno actual, uno que está haciendo esfuerzos para evitar que haya igualdad de condiciones en las próximas elecciones.
LA DECISIÓN SOBRE MARIA CORINA MACHADO
La realidad es que la situación de Inditex no es más que una consecuencia de la huida adelante permanente del gobierno venezolano. Es que aunque no necesariamente se esperaba que se habilitara a Maria Corina Machado para participar en la elección del próximo mes de noviembre, el chavismo ha hecho un esfuerzo real en subrayar el hecho de que su participación en la elección es imposible y ha dedicado el tiempo a culparla y señalarla por intentar organizar un golpe de estado, aunque no ha presentado ninguna prueba.
Es una realidad que la empresa española asumió al intentar retomar sus operaciones, que es un país impredecible y, por tanto, donde es complicado hacer planes. Aunque de momento no han hecho el ademán de aplazar o cambiar de posición sobre su regreso a Venezuela, donde Zara siempre ha sido una pieza central del mercado de la moda.
De todos modos, hasta el mes de abril todavía puede cambiar mucho la realidad. A pesar del anuncio actual de Estados Unidos, es posible que la oposición venezolana apueste por otro candidato en representación de Maria Corina, o bien que la presión les haga cambiar de decisión. Además, en Venezuela siempre es posible otra crisis de protestas, por lo que para Inditex y su filial en el país latino, el grupo Futura, puede haber otro giro de guion en los próximos meses.
EL EMPRESARIADO VENEZOLANO CELEBRA EL REGRESO DE INDITEX Y LAS EMPRESAS ESPAÑOLAS
De todos modos, para las empresas venezolanas era una buena noticia el regreso de Inditex, pues sirve como una prueba de la «normalización» de la situación en el país a pesar de que se mantenía la dictadura. Así lo dejaron saber figuras como el presidente de la Cámara Venezolana de Centros Comerciales (Cavececo), Alfredo Cohen, que aseguraba en una entrevista de radio el pasado mes de noviembre que no era la única empresa pensando en volver, nombrando específicamente a Mango, aunque la otra marca textil no ha hecho anuncios al respecto.
A diferencia de lo que ocurre en Panamá, Colombia o Perú, el pago del alquiler de un local comercial resulta barato en Venezuela, lo que podría suponer un incentivo para las marcas españolas e internacionales.
«Las compañías internacionales saben lo que es vender en Venezuela y el tráfico que manejamos. Las cifras de alquiler son asequibles para los inquilinos», manifestaba Cohen en la misma entrevista en la radio. Al mismo tiempo, es evidente que sigue siendo una realidad delicada, y que la presencia en el país latino puede también generar problemas de reputación.