El llamado de los sindicatos de Renfe para el próximo 9 de febrero, y que ya promete extenderse al 16 y 17, y la larga negociación entre Iberia y los sindicatos por la crisis del Handling que tiene ya varias semanas en negociación sin llegar a un acuerdo y con una fecha tan clave como Semana santa cada día más cerca Óscar Puente tiene buenos motivos para ponerse nervioso, aunque no lo demuestre en redes, y para intentar resolver ambos problemas.
Es cierto que en una de las dos negociaciones tiene poco que hacer. La situación de Iberia es un problema que la empresa debe resolver con sus trabajadores directamente, y a pesar de los buenos deseos del ministro y de AENA para que la situación se resuelva de la mejor manera posible, no se puede acelerar un acuerdo que es especialmente delicado. De momento, desde la empresa lo único que se aventuran a decir es que la negociación es un trabajo diario, que a veces avanza, pero que por la distancia de posiciones entre las dos partes es complicado de cerrar el acuerdo de forma acelerada.
La que depende algo más de su labor es la huelga de Renfe. La empresa estatal de transporte y su presidente, Raül Blanco, tienen que responder directamente al Gobierno y ministerio que dirige Óscar Puente, por lo que las negociaciones con los sindicatos pasan por sus manos. Además, lo que están solicitando los trabajadores de la empresa ferroviaria, va en línea con las metas de la ministra de Trabajo y vicepresidenta Tercera del Gobierno, Yolanda Díaz. Es que los trabajadores de la ferroviaria estatal están exigiendo la reducción de jornada laboral a las 35 horas.
Pero de momento ha sido imposible que se tome la medida, a pesar de la disposición de Adif y Renfe para intentar negociarla con los sindicatos liderados por CCOO y UGT la decisión pasa por contratar nuevos trabajadores y aumentar la masa salarial, lo que es un problema para la estatal que se saldría del presupuesto establecido para este año. De momento esto ha hecho que Comisiones Obreras mantenga su llamado a huelga el próximo 9 de febrero y UGT a protestas interrumpiendo el servicio todos los lunes.
Son dos situaciones que absolutamente tendrán un efecto directo en la percepción de la gestión del ministro. Aunque él ha comentado de ambas crisis, tanto en declaraciones públicas como a través de su cuenta de X, la aplicación antes conocida como Twitter, el ministro tiene las manos algo atadas en cuanto a que puede hacer para afrontar la situación, pero tiene encima un reloj que corre hasta semana santa, una de las fechas clave para el turismo en el primer tercio del año que tendría un sangrado importante de usuarios si tanto Iberia como Renfe se van a huelga simultáneamente.
EL CAOS DE IBERIA SIGUE SIN RESPUESTA
Aunque han pasado semanas desde que se vieron las imágenes de las maletas en los estacionamientos de Madrid y Barcelona tras la huelga de Iberia, sigue siendo complicado para los sindicatos y la empresa llegar a un acuerdo. Lo cierto es que tanto el deseo de los trabajadores de evitar ser subrogados a otras empresas, como la complicada realidad de que asumir del todo un autohandling haría daño a la aerolínea, pues le obligaría a subir los precios.
Es una crisis que enfrentan al mismo tiempo que intentan completar la compra de Air Europa, y que no debe ser especialmente cómoda de asumir cuando tendrán la lupa de la Unión Europea revisando sus operaciones. También es cierto que desde la empresa se mostraron calmados con esta nueva realidad, pero si que demuestran cansancio por lo largo que ha sido el nuevo conflicto con los sindicatos.
LOS SINDICATOS PUEDEN COMPLICARLE EL PRINCIPIO DEL AÑO AL MINISTRO ÓSCAR PUENTE
Es válido que Óscar Puente se preocupe por la percepción de que un Gobierno de Izquierda deba lidiar con huelgas en dos espacios clave del sector transporte. Para el ser parte del relato puede ser un problema, pero sobre todo en el caso de Renfe no parece viable que pueda escapar de la comparación.
Pero para el Gobierno nacional pueden ser recuerdos dolorosos. Los problemas con los sindicatos y patronales fueron permanentes durante la gestión de la antecesora de Puente en transportes, Raquel Sánchez, e hicieron daño permanente a su imagen. También es cierto que ya tuvo su primera gran amenaza de huelga por el traspaso de Rodalies a la Generalitat, y en ese caso pudo escapar de la crisis. Será interesante saber que puede lograr con estas dos protestas simultáneas, y si puede escapar del problema una vez más.
