La medicina estética es una práctica en auge en nuestro país y, según el último estudio realizado por la SEME (Sociedad Española de Medicina Estética), cuatro de cada diez españoles recurren a ella a partir de los 26 años de edad, o lo que es lo mismo, el 40% de la población.
Y dentro de la medicina estética, las inyecciones de bótox son uno de los tratamientos más demandados, especialmente entre aquellas personas que buscan un tratamiento mínimamente invasivo de rejuvenecimiento facial. De hecho, los tratamientos con bótox han experimentado un crecimiento del 845% entre el año 2000 y 2023. Pero, ¿qué es el bótox, para qué se utiliza y qué efectos adversos puede tener?
¿Qué es el bótox?
El bótox o toxina botulínica es una neurotoxina muy utilizada tanto en la medicina estética como en la medicina convencional que permite tratar diferentes enfermedades neurológicas.
Realmente, bótox es el nombre de la marca comercial de la toxina botulínica tipo A, que es una proteína producida por la bacteria clostridium botulinum, la cual es la causante de una enfermedad que en los peores casos puede provocar parálisis muscular y otros problemas respiratorios, náuseas o debilidad.
Comenzó a utilizarse para tratar diferentes trastornos oculares, cuando se comprobó que tras la aplicación de bótox, las arrugas del ceño y de alrededor de los ojos se relajaban y acababan desapareciendo, lo que propició que poco a poco comenzase a utilizarse en la medicina estética con fines estéticos.
Una vez que el bótox entra en contacto con la piel, favorece la relajación de los músculos y reduce su potencia de contracción, cortando la comunicación con los nervios. Y, al no recibir órdenes, propicia que se cree una parálisis que frena la aparición de arrugas.
Así mismo, el bótox también es muy utilizado para tratar la sudoración excesiva en las palmas de las manos, así como en las plantas de los pies y las axilas.
¿Para qué se utiliza el bótox?
A día de hoy, las aplicaciones médicas del bótox son muy variadas, siendo especialmente utilizado para tratar el estrabismo, las distonías, el blefatoespasmo, las algias vertebrales, la migraña, la hiperhidrosis o la incontinencia urinaria en personas parapléjicas.
En el campo de la medicina estética, el bótox es especialmente utilizado para eliminar las arrugas dinámicas del rostro, con la ventaja de que consigue eliminarlas sin necesidad de cirugía, de forma indolora, pudiendo aplicarse en cualquier momento. Además, sus efectos son inmediatos y en muy pocos casos produce efectos adversos.
El bótox se inyecta directamente en el músculo encargado de producir estas arrugas, evitando que pueda volver a contraerse mientras duran los efectos de la toxina botulínica. Por lo general, se aplica especialmente en el entrecejo, la frente, el perímetro de la boca, a los lados de los ojos o en el cuello, que son las zonas en las que tienden a aparecer los primeros signos de envejecimiento en el rostro.
Hay que decir que el efecto del bótox tiene una duración media de entre 4 y 6 meses, variando en función del tamaño, el grosor y la fuerza con la que se contraiga el músculo en el que se aplique, así como de las características personales que presente cada paciente y de la cantidad y la dosis administrada. Por tanto, dado que sus efectos no son permanentes, para mantener el efecto del bótox será necesario volver a someterse a su aplicación.
Por otro lado, el bótox también está siendo muy utilizado en diferentes tratamientos capilares, consiguiendo reparar los cabellos dañados, proporcionándoles vitalidad, reforzando las puntas y solucionando el encrespamiento. Aunque, hay que decir que realmente lo que se aplica en estos tratamientos no es toxina botulínica, sino un concentrado de vitaminas, caviar, colágeno, proteínas y otros componentes.
¿El bótox tiene efectos adversos?
Hay que decir que es fundamental que el bótox sea aplicado por un médico estético profesional especializado, ya que de lo contrario podría tener efectos adversos como cefaleas, náuseas, inflamaciones o incluso parálisis facial.
Los médicos estéticos expertos aconsejan no aplicar bótox en zonas inferiores al cuello, y tampoco en personas de menos de 20 años o de más de 65. Tampoco es recomendable entre mujeres embarazadas ni en personas que padezcan alergia al complejo de la neurotoxina o sus excipientes.
Otro efecto secundario muy poco común del bótox podría ser la caída de cejas y párpados, provocando sensación de pesadez en esta zona. En cualquier caso, estos síntomas se resolverán de manera natural en un periodo aproximado de tres semanas tras el tratamiento.
Por ello, es imprescindible realizarse un tratamiento de bótox en una clínica de medicina estética especializada en inyecciones de bótox, que cuenten con profesionales expertos, con el objetivo de garantizar la máxima eficacia y seguridad del tratamiento.
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