Llevas duchándote mal toda la vida y no lo sabías, o eso dicen los especialistas

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¿Con qué frecuencia te duchas y, cómo lo haces? Aunque no lo creas, es posible que lleves duchándote mal toda la vida y que desconozcas las razones por las cuales lo estás haciendo mal. 

Hay quienes prefieren tomar una ducha en la mañana, otros en la noche, e incluso, hay quienes toman ambas, pero más allá de la frecuencia, la técnica, cuando de acabar duchándote se trata, importa, y así como es importante conocer bien la técnica del cepillado dental, la de higienizar tu piel también es necesaria. Descubre la razón por la que puedes estar haciendo un daño en lugar de un bien.

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Beneficios de tomar una ducha con esponja

ducha con esponja

Para quienes acostumbran terminar tomando una ducha con esponja, no cabe duda, afirman disfrutar de todos sus beneficios y, si eres de los que acaba duchándote con esponja, seguramente pienses que es la mejor práctica higiénica que puedes llevar a cabo. 

La esponja ayuda a limpiar la piel en profundidad, incluso en las zonas difíciles de alcanzar. Esto puede ayudar a prevenir la acumulación de suciedad, bacterias y células muertas, que pueden provocar problemas de salud, como el acné, las infecciones y la dermatitis.

También contribuye a exfoliar la piel y mejorar su textura. El frotamiento con la esponja ayuda a eliminar las células muertas de la piel, lo que puede ayudar a mejorar su textura y apariencia.

Además, ducharse con esponja puede ser una forma relajante y placentera de comenzar el día o terminarlo. El contacto de la esponja con la piel puede ayudar a reducir el estrés y la ansiedad.