De manera regular, la NASA y diversas agencias espaciales y astronómicas internacionales comparten datos acerca de la eventualidad de un asteroide que se aproxime amenazadoramente a la Tierra, planteando la posibilidad de un impacto.
2Los cálculos del Centro de Estudios de Objetos Cercanos a la Tierra de la NASA
El impacto de un asteroide en la Tierra puede desencadenar consecuencias devastadoras. La energía liberada en la colisión puede causar explosiones equivalentes a miles de millones de toneladas de TNT, generando ondas de choque, incendios masivos y cambios climáticos abruptos. Dependiendo del tamaño del asteroide, los efectos podrían incluir extinciones masivas, destrucción de ecosistemas y cambios en la geología del planeta. Históricamente, eventos de este tipo han dejado huellas imborrables en la evolución de la vida en la Tierra. La identificación y monitoreo temprano de estos objetos son fundamentales para mitigar el riesgo potencial.
En relación con los cálculos efectuados por el Centro de Estudios de Objetos Cercanos a la Tierra de la NASA, se han identificado 89 posibles impactos, incluyendo uno supuestamente cercano el 5 de octubre de 2024. No obstante, la agencia espacial estadounidense destaca que la probabilidad de que ocurra un impacto significativo en estas fechas es sumamente reducida. Las probabilidades de que el evento se materialice tanto en 2024 como en el próximo acercamiento, el 3 de marzo de 2030, son ínfimas. En el remoto caso de que los astrónomos vuelvan a avistar el 2007 FT3 en futuras trayectorias, se podrían recabar más datos sobre su órbita, lo que incluso permitiría planificar una misión espacial para alterar su curso en caso de que represente una amenaza real para el planeta, similar a la prueba DART.
En resumen, aunque la posibilidad de un impacto existe, las probabilidades son equiparables a ganar en la lotería, y hay tiempo para implementar medidas que reduzcan cualquier riesgo potencial de colisión con asteroides. La vigilancia constante de la NASA y otros centros especializados, como los Centros de Estudios de Objetos Cercanos a la Tierra de la NASA (NEOS), asegura un control preciso sobre los asteroides que se aproximan a nuestro planeta, especialmente aquellos de mayor tamaño cuyas órbitas son conocidas desde hace años o incluso décadas.