Una IA de hace 60 años demuestra que es mejor que las de ahora con los humanos 

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Ningún actor tecnológico ha logrado equipararse a ChatGPT en términos de impacto durante los últimos 12 meses que abarcaron el año 2023. A pesar de las controversias que rodean a su CEO y la disminución de usuarios, el chatbot conversacional de OpenAI continúa atrayendo a diario a millones de usuarios que aprovechan sus capacidades para abordar aspectos académicos, laborales y de entretenimiento. Sin embargo, según un informe reciente, la versión gratuita del bot se encuentra ligeramente rezagada en comparación con una inteligencia artificial de la década de 1960.

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La IA de hace 60 años demuestra que era mejor

Hace más de cincuenta años, Joseph Weizenbaum, un investigador del MIT, creó ELIZA con objetivos educativos y psicológicos. En esencia, este chatbot fue diseñado para revelar la superficialidad de las interacciones entre humanos y máquinas. A día de hoy, su influencia sigue siendo significativa, especialmente para aquellos que buscan explorar las capacidades del Test de Turing, una prueba diseñada para distinguir entre un ser humano y una máquina.

Un grupo de investigadores de la Universidad de California en San Diego emprendió un estudio titulado «¿Pasa GPT-4 la prueba de Turing?» con la intención de determinar si la versión más avanzada de OpenAI podía discernir entre interacciones con humanos y máquinas. De manera más ambiciosa, incluyeron en su análisis a GPT-3.5, el modelo de lenguaje subyacente en la versión gratuita de ChatGPT, así como a la mencionada ELIZA y a 652 participantes. El resultado fue sorprendentemente favorable para ELIZA, pero menos alentador para GPT-3.5. En el 27% de las instancias, la empresa pudo distinguir si estaba conversando con un humano o una máquina, mientras que este porcentaje disminuyó al 14% en el caso de GPT-3.5. Afortunadamente para OpenAI, GPT-4 demostró tener un rendimiento del 41%, aunque todavía se sitúa por debajo de la capacidad humana en este aspecto.

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