El Sorteo Extraordinario de la Lotería del Niño, que se celebra cada 6 de enero, constituye el cierre festivo de la temporada navideña en España. Este evento, con más de un siglo de tradición desde su inicio en 1868, se ha convertido en uno de los sorteos más esperados del país, consolidándose como el segundo más relevante después del Sorteo Nacional de Navidad. Con la anticipación de la edición del año 2024, es oportuno reflexionar sobre los números que han marcado la fortuna en años previos, creando expectativas y generando historias de felicidad para los agraciados.
Cada 6 de enero, el Sorteo Extraordinario de la Lotería del Niño ilumina el inicio del año con la promesa de sueños realizados y destinos transformados. Esta tradición arraigada en la cultura española ha forjado un legado de emoción y expectación, consolidándose como un evento de renombre que rivaliza solo con el Sorteo Nacional de Navidad.
Desde Barcelona hasta La Rioja, la Lotería del Niño ha distribuido suerte y alegría a lo largo y ancho de España en ediciones pasadas. El 89603 en L’Escala, Girona, el 41665 que resonó en La Rioja, o el 19570 que se dispersó generosamente por diversas ciudades en el 2021, son solo algunos ejemplos de números que se han convertido en sinónimos de fortuna.
Cada combinación, cargada con la promesa de premios significativos, ha dado vida a narrativas de cambio, esperanza y celebración. En este recorrido por los números premiados en años anteriores, exploraremos cómo estos dígitos se han transformado en símbolos de buen augurio, creando una conexión única entre el sorteo y la comunidad que espera ansiosamente el próximo capítulo de esta emocionante tradición.
6La visión altruista de la Duquesa de Santoña
Aunque el origen exacto del Sorteo del Niño sigue siendo incierto, algunas investigaciones sugieren que la Duquesa de Santoña, María del Carmen Josefa Victoriana Hernández y Espinosa de los Monteros, fue la mente detrás de esta iniciativa, bajo la denominación inicial de ‘Rifa Nacional del Niño’.
La noble dama tenía como objetivo recaudar fondos para la construcción de un hospital destinado a niños. Fue en 1941 cuando este sorteo se institucionalizó oficialmente por el Director General de Timbre y Monopolios de la época, el general F. Roldán, marcando así el inicio de una tradición que perdura hasta el día de hoy.