Señalado, quizás con razón, como un radical y una rara avis anti globalización, pero no anti europeísta en la UE el primer ministro de Hungría, Viktor Orban es uno de los líderes políticos más controvertidos del continente. Pero aunque para muchos sea visto como el «apestado» de los 27 en estos momentos puede presionar a toda la unión para evitar el apoyo económico, unos 50.000 millones de euros, que el continente espera enviar a Ucrania.
Al ser una figura cercana a Putin, no parece especialmente sorprendente que el húngaro se sienta incómodo con la medida, aunque hasta ahora tanto él como la UE han conseguido estrategias para mantener el apoyo sin que él se manche las manos. Pero esta ronda de ayudas necesita el apoyo de los 27 miembros del consejo de la UE, e incluso solo puede mantener a los ucranianos esperando el tiempo que decida, o de forma indefinida.
«Resumen del turno de noche: veto al dinero extra para Ucrania, veto a la revisión del Marco Financiero Plurianual. Volveremos a tratar este tema el año que viene en el Consejo Europeo después de una preparación adecuada», fue el mensaje que envió el jefe de estado tras la discusión presupuestaria donde se tocó el tema. Fue una medida sorpresiva, sobre todo porque había decidido ausentarse para no votar contra el ingreso de Ucrania en la UE. Pero también es cierto que desde el principio de la guerra ha usado este tipo de ocasiones para presionar al consejo europeo a su favor.
El motivo es que la UE mantiene congelados los famosos fondos ‘Next Generation’ que le tocan al país de Orban. Se ha considerado que su Gobierno ha violado el estado de derecho, una posición que de momento el resto de los estados han decidido que no se debe romper por conveniencia, a pesar de lo delicado de la situación en Ucrania. Es que para los otros líderes parece complicado ceder ante la postura del mandatario.
Los líderes de Alemania y Francia, Olaf Scholz y Emmanuel Macron, han exigido responsabilidad al primer ministro húngaro, Viktor Orbán, para que desbloquee la ayuda de 50.000 millones de euros para Ucrania.
«No puede haber un vínculo entre cosas que no están ligadas», ha defendido el canciller alemán este viernes en rueda de prensa, para explicar que si Orbán quiere descongelar esos fondos debe cumplir las condiciones que establece la Comisión Europea para el desembolso de fondos.
UN PLAN B SI NO SE PUEDE NEGOCIAR CON ORBAN
Es cierto que los otros 26 miembros de la Unión Europea se han planteado otras estrategias, préstamos a bajo costo al país gobernado por Zelenski, pero su opción favorita es incluir el apoyo a Ucrania en el presupuesto. Es que además de retirar al país la obligación de pagar la deuda, también sería visto como un espaldarazo importante en un momento que la guerra parece estar bastante estancada. Pero este es uno de los motivos de Orban para hacer lo posible para que no apruebe este presupuesto, o al menos para pedir a cambio los fondos que considera le corresponden.
En cualquier caso, no desaparece la sensación de que la UE juega con el enemigo en casa. Sobre todo cuando otros líderes conservadores como la italiana Giorgia Meloni han decidido sumarse en el apoyo militar a Ucrania «hasta que sea necesario». Es una posición que no ha cambiado incluso después de que dos propagandistas rusos le engañaran para qué aceptará el cansancio generalizado por el costo de la guerra.
UN LÍDER CONTROVERTIDO DESDE EL PRINCIPIO
Tampoco es una novedad que Orban ponga en una situación complicada a los demás líderes continentales. Sus posiciones sobre derechos LGTBQ y migración, además de tener una relación suficientemente cercana con Putin como para hacer sentir incomoda al resto de la UE. Aun así, en un principio condenó la invasión rusa al territorio ucraniano, pero posteriormente sus medidas han sido señaladas como tibias.
Se ha negado a enviar armas húngaras a Ucrania y a cortar las importaciones energéticas desde el territorio ruso, ambas con la idea de «no arrastrar a Hungría a la guerra». Es cierto que otros países de la UE tienen aún una relación comercial con Putin, España, por ejemplo, es uno de los grandes importadores de gas natural de Rusia, pero ninguno ha mantenido una relación tan abierta a pesar de la invasión.
Aun así, parece viable que se pueda negociar con Orban y su Gobierno. Ha permitido la entrada a Hungría de tropas de la OTAN y evitó votar en contra de la entrada de Ucrania en la UE, por lo que es evidente que está dispuesto a cambiar algunas de sus posiciones, solo que es importante ubicar el precio correcto.