Los obispos alertan del uso del móvil en el colegio: «Es un problema de Educación»

La Conferencia Episcopal Española (CEE) ha delegado en los «técnicos» la decisión sobre si prohibir los móviles a niños y adolescentes en los colegios y ha advertido de que este problema hay que encuadrarlo en un problema más amplio, el de «la educación», por lo que ha pedido un Pacto de Estado educativo.

«Yo no soy pedagogo, pero ahí hay un movimiento de pedagogos que dicen que eso puede tener una limitación incluso para el desarrollo, la maduración de los menores. Si es para mejor, pues que digan los técnicos», ha subrayado García Magán en una entrevista con Europa Press.

En todo caso, ha precisado que «el acceso de los menores al ámbito digital, hay que encuadrarlo en una perspectiva más amplia, que es el problema de la educación, del ámbito educativo». «No es solamente este problema concreto, creo que el problema es más de fondo y es más alto», ha añadido.

hay un movimiento de pedagogos que dicen que eso puede tener una limitación incluso para el desarrollo

En este sentido, ha subrayado que «se impone la necesidad de un gran pacto de Estado sobre el tema de la educación». «No es de recibo, ni para los padres, ni para los chicos, ni para los docentes, que cada cuatro años haya un cambio de ley de educación. Llega un punto en que ni los padres saben en qué ley estamos, ni siquiera con apuro los docentes».

EL INFORME PISA DEJA LAGUNAS, SEGÚN LOS OBISPOS

Además, ha advertido de que «se están viendo una serie de lagunas o decadencias en esa formación». «El informe PISA ha dado los resultados que ha dado, se puede maquillar diciendo que hay otros países que están peor que nosotros, pero en fin, eso es como dice el refrán, mal de muchos, consuelo de tontos. La realidad es la que es, ¿no?, con unas tasas de abandono, etcétera», ha expuesto el obispo.

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Por otra parte, ha calificado de «gravísimo el acceso a edades muy tempranas, de menores, a contenidos pornográficos» con «consecuencias terribles y nefastas». «Yo me quedo, no solamente ya como obispo, sino como ser humano, como ciudadano, me quedo profundamente sorprendido y profundamente apenado cuando ves a esos casi niños preadolescentes que han agredido a sus padres, a una compañera», ha señalado.

Esto, a su juicio, tiene que llevar a la sociedad «a hacer una reflexión», a «olvidar el cortoplacismo de unas elecciones» y «a pensar un poco en el futuro», a «poner la luz larga».

LA SOCIEDAD SE LA JUEGA CON EL USO DEL MÓVIL

«Nos estamos jugando la sociedad española del mañana, de todos, por encima de si se es de un partido o de otro, de una religión o de otra, o si no se tiene religión», ha avisado.

En ese ámbito educativo, el obispo también ha defendido que se debe respetar «el derecho primordial de los padres, de la familia» a «elegir el tipo de educación que quiere para sus hijos». Además, ha indicado que los poderes públicos» tienen que facilitar y tienen que cooperar con los padres para hacer efectivo ese derecho fundamental».

LA IGLESIA MANTIENE EL VETO

Por otro lado, preguntado por la autorización del Papa Francisco para dar bendiciones a parejas homosexuales y otras uniones «irregulares», García Magán ha puntualizado que no le consta que a la Conferencia Episcopal le haya llegado ninguna duda o inquietud por parte de los obispos sobre este tema, y ha pedido leer toda la declaración doctrinal del Vaticano «en su conjunto».

«No me consta que haya llegado nada. Bueno, ahí yo creo que hay que leer en primer lugar la declaración en todo su conjunto. Hay unos principios, porque claro, yo comprendo que se va a subrayar un poco lo que es así noticiable, pero hay que ver la declaración en todo su conjunto. Ahí se afirma clarísimamente, se reafirma cuál es la doctrina de la Iglesia sobre el matrimonio», ha subrayado.

EL DEBATE DE BENDECIR A PAREJAS HOMOSEXUALES

En este sentido, ha recordado que en el documento se indica «también claramente que no se puede confundir esa posibilidad de una bendición a las personas con lo que es una celebración y por eso da unos detalles también concretos, que no hay que hacer una especie de una analogía con un matrimonio».

«Es una posibilidad que está ahí y se deja un discernimiento también, un discernimiento de caso por caso y ver motivaciones, que eso requiere luego un ulterior discernimiento ‘in situ’, digamos, de cada caso concreto», ha señalado, añadiendo que tendrá que valorarlo cada sacerdote concreto y, »en su caso, tendrá que consultarlo con su obispo», ha añadido.