La tauromaquia en vilo por el Bono Cultural versión Urtasun

La llegada de Ernest Urtasun al Ministerio de Cultura tiene una buena noticia incluida, que el Ministerio ya no tenga que compartir su atención con el deporte, pero al menos para el mundo taurino puede ser un problema. El nuevo ministro siempre se ha mostrado en contra de los toros, y esto pone en duda la relación que sus medidas de apoyo al sector cultural tendrán con el mundo taurino, o incluso si directamente lo ignorará del todo. 

Es que sus declaraciones en el pasado han descrito estos eventos como «una actividad injusta, sádica y despreciable», no apunta a una buena relación con el sector. De hecho, apenas con su llegada al cargo vinieron casi de inmediato las declaraciones del consejero de Medio Ambiente, Agricultura e Interior de la Comunidad de Madrid, Carlos Novillo, lo ha recibido solicitando su renuncia y los ganaderos han mostrado su molestia, como lo recogen las declaraciones del sector ganadero citadas por La Voz de Cádiz. 

Lo cierto es que tras su llegada al cargo no ha aligerado su posición, e incluso ha intentado presentarla como generalizada. «Creo que mi posición sobre la tauromaquia es conocida, la he manifestado muchas veces. Yo lo que puedo decir es que las tradiciones, como todo en la vida, evolucionan», soltaba hace unos días sobre la tradición.

El problema entonces es qué pasará con el Bono Cultural. La medida, destinada no solo a acercar a los nuevos adultos al mundo de la cultura, sino también como un subsidio indirecto, incluye la tauromaquia. Es decir, una parte de los 200 euros que están destinados al entretenimiento en vivo pueden usarse para asistir a corridas de toros, pero es fácil imaginar que el ministro haga lo posible por cambiar esta realidad, aunque parece complicado descubrir una fórmula para ello.

Lo cierto es que su antecesor, Miquel Iceta, también intentó regular el bono cultural para no incluir a los toros. En su momento, el Tribunal Supremo dictaminó que esta decisión no era válida tras un recurso presentado por la fundación Toro de Lidia. Desde entonces, el bono se ha usado más 885 veces en el sector taurino, acumulando unos 50.000 euros de ganancia para las varias organizaciones dedicadas al sector hasta el mes de julio, según datos recogidos por el portal web Newtral.

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De todos modos, hay que esperar a que se confirme que se mantiene el bono cultural. Dado que está presente en los acuerdos del PSOE y Sumar, lo esperado es que se anuncie antes de fin de año. De hecho, por declaraciones de otro ministro, Óscar Puente, es fácil pensar que la fecha donde se presentarán estos decretos será el 27 de diciembre, pero de momento, aun siendo previsibles, siguen en duda. 

EL BONO CULTURAL: UNA POLÍTICA QUE EMPIEZA A QUEDARSE CORTA

Lo cierto es que con los aumentos de precio de conciertos y eventos, la inflación y la complicada situación del país empieza a parecer que el Bono de cultura es insuficiente. Dividido entre 200 euros para eventos en vivo, que además de los toros incluyen conciertos o festivales, 100 para productos físicos (revistas, videojuegos, discos, etc.) y 100 para productos digitales (suscripciones a plataformas, podcast, videojuegos, prensa, etc.).

El problema es que ya pasa que, por ejemplo, el Primavera Sound cuesta 250 euros si se compran los 4 días, similarmente el Mad Cool cuesta 200 para ir a todo el festival. Es decir, para ir a alguno de los dos festivales más grandes de España, el bono cultural como se calcula actualmente no es suficiente. Por tanto, es válido esperar para saber si Urtasun tiene planes de transformar esta medida, sea cambiando la regulación o bien expandiendo el monto que se entrega con el bono.

Esto seguramente se sabrá en la próxima semana, antes del cierre del año. Pero más allá de datos específicos, es importante señalar lo preocupante que es que los sectores afectados no sepan cuál será la realidad antes del discurso navideño del rey.

URTASUN Y LOS RETOS DEL MINISTERIO DE CULTURA

Más allá del bono cultural y su mala relación con la tauromaquia, Urtasun tiene varios retos complicados para un sector que parece estar en situación de crisis permanente desde la pandemia. No solo es hacerla más accesible, sino cuidar piezas fundamentales del ecosistema cultural, como teatros y las salas de concierto locales, que han sufrido en los últimos años, no solo después de la pandemia, sino por el abandono de artistas y público que han saltado por formatos más grandes como estadios y festivales.

En cualquier caso será su principal reto mientras se mantenga en el cargo. Mantener vivo y próspero un ecosistema cultural que sigue bastante afectado, y debe hacerlo desde la sala de teatro más pequeña hasta el festival más grande.