Es cierto que Google, como una de las principales empresas de tecnología a nivel mundial, está constantemente en el centro de la atención mediática. Su influencia en diversos aspectos de la vida cotidiana, desde la búsqueda en línea hasta el desarrollo de tecnologías innovadoras, asegura que cualquier cambio, anuncio o desafío que enfrenta la compañía a menudo se convierta en noticia.
Durante un extenso período, Google brindó un servicio de almacenamiento ilimitado a través de sus servicios en la nube. Aunque no resultaba económico y estaba exclusivamente destinado a clientes con cuentas corporativas, constituía una alternativa para aquellos individuos o empresas dispuestos a realizar una inversión significativa a cambio de liberarse de las restricciones de almacenamiento.
3El algoritmo de Google cumplió su función
El incidente que llevó a la eliminación de la cuenta de Google de una mujer tuvo su origen en la inocente curiosidad de uno de sus hijos pequeños. Al parecer, el niño tomó la tablet para ver vídeos en YouTube y, sin darse cuenta de las consecuencias, grabó accidentalmente un video de su propio trasero que terminó siendo cargado en la plataforma. El algoritmo de Google, diseñado para detectar posibles casos de abuso infantil, actuó rápidamente, resultando en el cierre automático de la cuenta de la mujer. Este episodio la dejó sin acceso a su correo electrónico, donde recibía información vital como sus horarios de trabajo, y perdió toda su colección de imágenes.
Si bien es indiscutible que el algoritmo de Google cumplió con su función de manera efectiva, la medida automática podría haber sido excesivamente drástica. No se otorgó un periodo de acceso bloqueado para que la afectada pudiera proporcionar una explicación o demostrar su versión de los hechos; simplemente, se procedió a la eliminación. Este caso ilustra las consecuencias de depositar una confianza ciega en servicios basados en la nube.
Este tipo de situaciones, aunque no idénticas, recuerdan al cambio de política que implementó Google Fotos en 2020. Después de cinco años ofreciendo almacenamiento ilimitado y gratuito de imágenes, el servicio anunció la transición a un modelo de pago. Si bien es lógico que los servicios de almacenamiento en la nube busquen monetizar sus productos, resulta incomprensible plantear inicialmente un servicio gratuito de forma indefinida para luego generar complicaciones a millones de usuarios. Similar a este caso es el movimiento que Dropbox realizó hace algunos meses, así como las restricciones repentinas impuestas por Google Drive, que dificultaron la experiencia de algunos usuarios.
Un caso similar, aunque con diferencias significativas, se dio con Amazon Drive. Sin cambiar sus políticas de monetización, Amazon optó por abandonar el servicio, proporcionando un aviso con año y medio de antelación para que los usuarios pudieran tomar medidas previas a la finalización del servicio.
