En el año anterior, el turismo generó aproximadamente 159.490 millones de euros solo en España. Esta es la razón por la cual se impulsa y comercializa con tanto éxito; sin embargo, ciertos destinos en nuestro país han llegado a experimentar el fenómeno del sobreturismo. ¿Cuándo se considera que hay un exceso de turismo? Barcelona, Canarias y Baleares son conscientes de este desafío.
2El turismo ha hecho mella en las islas Baleares, Barcelona y Canarias
Los datos son elocuentes. Revelan un notable aumento del turismo en ciertas zonas de nuestro país después de la pandemia de la COVID-19. Las islas Baleares, Barcelona y las Canarias están experimentando una afluencia turística abrumadora que supera su capacidad de absorción. Los desafíos asociados ya han empezado a manifestarse.
Islas Baleares
La proliferación de vuelos económicos y alojamientos turísticos ha acelerado el proceso de gentrificación en los centros urbanos, incluso en aquellos situados en zonas interiores. Este fenómeno ha sido corroborado por un estudio de la Universitat de les Illes Balears, que también incluye en su análisis las propiedades adquiridas por extranjeros, representando un 34,38% en 2022 y contribuyendo al incremento exorbitante de los precios de la vivienda. Es importante tener en cuenta que el poder adquisitivo en España es un 6% inferior al promedio europeo, lo que hace prácticamente imposible para los residentes locales competir con los europeos en términos de costos.
Este cambio en la composición demográfica de las localidades ha generado sentimientos de rechazo hacia los turistas entre la población local. Este descontento ha llevado al gobierno a implementar medidas con el objetivo de controlar esta situación y hacerla más sostenible. Sin embargo, la tarea resulta complicada, considerando que la afluencia turística alcanza unos 16 millones de personas al año.
Las medidas adoptadas van desde multas de 60.000 euros por comportamientos como el balconing hasta restricciones en la cantidad de alcohol que se puede servir en los hoteles de modalidad ‘todo incluido’. A pesar de estas acciones destinadas a contener comportamientos incívicos, persiste el problema de la sobrepoblación y el desplazamiento de la población local, lo que conlleva una disminución progresiva de servicios y el surgimiento de fenómenos de turismofobia.
Barcelona
Mientras que en las Islas Baleares experimentamos la gentrificación, en Barcelona nos encontramos con lo que podría describirse como un parque de diversiones turísticas en el corazón de la ciudad. Según un informe del Ayuntamiento, Barcelona alberga 15,881 apartamentos turísticos, de los cuales el 30% operan ilegalmente. A esto se suman los numerosos negocios orientados al turismo y la presencia de más de 800 cruceros en el puerto de la Ciudad Condal durante 2022.
En conjunto, el turismo representa el 12% del Producto Interno Bruto (PIB) de Barcelona y Cataluña, pero la fuente de ingresos que constituye la ciudad como un imán turístico está empezando a mostrar signos de agotamiento. La contaminación portuaria, la pérdida de comercios locales y viviendas, y la precarización laboral son algunas de las consecuencias derivadas de este turismo masivo.
Además, la privatización y saturación de espacios públicos han alcanzado un extremo durante la Navidad de 2023, con carreteras congestionadas de turistas buscando la foto perfecta bajo las luces del Paseo de Gràcia. Esto ha llevado a la intervención de la policía y servicios de seguridad para prevenir accidentes, obstaculizando el tráfico de vehículos y autobuses y perturbando la rutina cotidiana de la vida en Barcelona.
Para abordar esta situación, el gobierno implementó medidas como la tasa turística, el Plan Especial Urbanístico de Alojamientos Turísticos (PEUAT) para combatir los alquileres vacacionales ilegales y la moratoria hotelera para frenar el crecimiento descontrolado. Sin embargo, en el nuevo mandato de Jaume Collboni, estas medidas han sido desmanteladas, permitiendo nuevamente la proliferación de viviendas compartidas y proyectos hoteleros en las zonas más turísticas de la ciudad. Este retroceso en la lucha contra el sobreturismo plantea preocupaciones adicionales sobre el futuro de Barcelona.
Islas Canarias
Con 14.6 millones de visitantes en 2022, el turismo se consolida como la única fuerza económica significativa en Canarias. A primera vista, podría parecer que las islas españolas están prosperando. No obstante, con un 36.4% de su población en riesgo de pobreza o exclusión social y una de las tasas de desempleo más altas de España, se revela la fórmula para un sobreturismo que explota a los residentes.
La explicación de este fenómeno es directa. La combinación de pobreza y la entrada masiva de turistas por los aeropuertos ha propiciado un auge del modelo de vivienda vacacional, una búsqueda de riqueza fácil y eficiente. Esto ha generado escasez de viviendas públicas y un aumento pronunciado en los costos de alquiler.
A estas dificultades se suman regulaciones pro-turismo que prohíben la residencia en determinadas zonas turísticas, obligando a muchos lugareños a abandonar sus hogares. También se añade la proliferación del alquiler turístico ilegal, una problemática que se intenta abordar con nuevas leyes en algunas islas, aunque el camino hacia la solución sigue siendo largo.
En resumen, la adquisición de viviendas se ha vuelto inalcanzable para los residentes canarios, llevándolos a alejarse de los centros urbanos donde se concentra el empleo. Este fenómeno se traduce en una escasez de mano de obra, condiciones laborales precarias y una falta generalizada de oportunidades.