En el año anterior, el turismo generó aproximadamente 159.490 millones de euros solo en España. Esta es la razón por la cual se impulsa y comercializa con tanto éxito; sin embargo, ciertos destinos en nuestro país han llegado a experimentar el fenómeno del sobreturismo. ¿Cuándo se considera que hay un exceso de turismo? Barcelona, Canarias y Baleares son conscientes de este desafío.
1La estrategia por la que apuestan Barcelona, Islas Baleares y Canarias para combatir la sobresaturación turística
El concepto de ‘sobreturismo’ proviene del término inglés ‘overtourism’ y se refiere al aumento desmedido del turismo a nivel mundial. La Organización Mundial del Turismo de las Naciones Unidas lo identifica como «el turismo difícil de controlar de manera responsable, donde los beneficios para la sociedad superan los inconvenientes».
El exceso de turismo descontrolado ha llevado a que numerosas ciudades superen sus capacidades, resultando en calles abarrotadas e inaccesibles tanto para los residentes como para los turistas. Sin embargo, este es solo uno de los problemas asociados al sobreturismo, que el Instituto de Turismo Sostenible ha examinado en detalle.
Se observa erosión en lugares turísticos naturales, como Machu Picchu o Petra, donde los visitantes transitan ignorando los senderos designados, causando daños a la flora y fauna.
La contaminación y la acumulación de residuos constituyen otro impacto negativo. Se generan más desechos y restos que, en muchas ocasiones, la ciudad no tiene la capacidad de absorber ni reciclar a medida que aumenta el flujo turístico. Este problema se agrava con la creciente huella de carbono debido al incremento de los vuelos.
La escasez de agua, acentuada por el cambio climático, emerge como una preocupación cada vez más relevante. En el caso de lugares como Canarias, la falta de agua afecta intensamente a la población local, con cortes en el suministro debido a la insuficiencia para abastecer la demanda excesiva generada por el turismo.
La gentrificación y el desplazamiento de residentes locales constituyen otro aspecto polémico. La proliferación de alquileres vacacionales, como los ofrecidos por Airbnb, invade los barrios céntricos y fuerza a los habitantes locales a trasladarse a las afueras. Este fenómeno, de difícil solución, eleva los precios de alquiler, diluye la autenticidad cultural y contribuye a la pérdida de la esencia de los lugares.