Coca-Cola ha sido una mancha difícil de asumir para algunos eventos donde la empresa es colaboradora. Es que si ya es complicado reconciliar que esta bomba de azúcar sea uno de los patrocinadores de las olimpiadas, pero es imposible no sentir que su presencia en la COP27, predecesora de la COP28 de este año, es un problema de cara a la credibilidad de estos eventos sabiendo lo que representa la compañía de refrescos de cara a la sostenibilidad.
Coca-Cola es el rey del ‘greenwashing’ al ser el principal afluente de los océanos de plástico creados en el mundo. La multinacional es la mayor contaminadora de plástico del planeta, a pesar de sus esfuerzos ingentes de dinero y marketing para lavar su imagen con programas de sostenibilidad, reducción del consumo de agua y rebajar el uso de plásticos mediante el reciclaje. La empresa ha declinado realizar cualquier valoración a las preguntas de Moncloa.com.
El objetivo de Coca-Cola es hacer gala de una apuesta por el reciclaje, eliminación de envases, reutilización de plástico, recogida de residuos e incluso recuperar parte del agua. Todo, para combatir el cambio climático y reducir las emisiones de las fábricas, como pone de manifiesto en sus grandilocuentes campañas publicitarias, donde se mezclan osos polares y coloridos escenarios verdes.
Sobre el cómo lo hace o concreciones en los objetivos no hay rastro alguno. Tan solo metas tan irreales como alcanzar las cero emisiones en 2040. Toda una fachada de la líder de la propaganda verde y el lavado de imagen para convertirla artificialmente en una empresa responsable con el medioambiente.
Para una empresa que no presenta los pasos que tomará para realmente ser sostenible, y que los incluso varía sus acciones sobre el tema dependiendo del país. Es cierto que la empresa no es la única a la que se puede acusar del tema, pero también es verdad que los datos Coca-Cola son mucho peores que algunos de sus competidores, y que además son de las más visibles en cuanto a sus problemas.
COCA-COLA INUNDA CON PROPAGANDA Y PLÁSTICOS
Los anuncios de Coca-Cola para esta meta son de lo más variopinto. La embotelladora Coca-Cola European Partners aseguró en 2020 que iba a invertir 250 millones de euros en Europa Occidental hasta 2023 para mejorar la sostenibilidad de las plantas.
En algunas conferencias y charlas, directivos de Coca-Cola, como Juan Ignacio de Elizalde, director general de Coca-Cola en Iberia, se afirma que son conscientes del «papel fundamental» que juega la compañía dentro de la industria, y reitera el compromiso de alcanzar «la neutralidad en carbono en 2040». Ni una palabra sobre la eliminación de plásticos.
Para disfrazar la realidad y teñirla con mensajes buenistas, la compañía ofrece grandes titulares y mensajes condescendientes, pero sin abordar la parte principal del problema: los océanos de plástico que genera día tras día. Y sí, estos plásticos no acaban en las plantas de reciclaje en España, sino a miles de kilómetros, concretamente en Turquía, convertido en el principal vertedero de Europa por obra y gracia del gigante estadounidense, entre otras empresas.
LA SERIEDAD DE COCA-COLA PARA LAVAR SU IMAGEN
Coca-Cola se toma muy en serio su ‘greenwashing’, su única herramienta para tratar de tapar su responsabilidad en la contaminación del planeta. La maniobra más sonada en los últimos años tuvo lugar el pasado año al ser el principal patrocinador de la Cumbre del clima (COP27), celebrada en Egipto.
Este acuerdo elevó las críticas de asociaciones ecologistas, como Greenpeace e incluso fue abordado por Podemos debido a la hipocresía de la multinacional. «No se puede poner como solución a quien es parte del problema», afirman fuentes de la formación ‘morada’ consultadas por este medio.
Y es que, Coca-Cola lidera el ránking de las empresas más contaminantes del planeta por quinto año consecutivo, según el informe de Break Free Froom Plastic (BFFP). Todo un logro para una empresa que se gasta cientos de millones de dólares en mostrar su conexión con el planeta con compromisos voluntarios para reducir su impacto medioambiental. Coca-Cola ha cambiado de imagen a lo largo de la historia y ha aparcado el flamante camión contaminante con Papá Noel de conductor por la falsa imagen de ‘friendly’ con el medioambiente.
LA DUDOSA ESTRATEGIA DE COCA-COLA
Todo ello, sin una fiscalización exhaustiva de estos hitos por parte de los Gobiernos, como tampoco de la propia empresa, a la que hay que poner en duda sus propios datos. Y es que, la lupa de las onegés, como Greenpeace y la propia plataforma BFFP, muestran una realidad contrapuesta en cada uno de sus informes, especialmente los más recientes, en esta lucha para erradicar la contaminación.
Otras asociaciones han ido más allá y han realizado un seguimiento de los contenedores y plásticos que salen de las fábricas de Coca-Cola para conocer su destino final. No sorprende que sea Turquía esa última parada, toda vez que es un país que se ha convertido en el vertedero europeo.
Las botellas realizan su viaje desde España hasta Estambul para después regresar al mar Mediterráneo, donde la propia compañía realiza su labor de limpieza una vez al año en el ‘Día de los Océanos’. Con eso ya tienen para rellenar con publicidad miles de páginas de Internet y tratar de generar comentarios positivos durante semanas.
BAREA DENUNCIA EL GREENWASHING DE COCA-COLA
«Coca-Cola hace greenwashing», ha afirmado Julio Barea, responsable de campaña de Greenpeace, a preguntas del portal web Moncloa.com. «Es el mayor contaminador de plásticos del mundo», ha destacado. En este sentido, ha señalado que el responsable de reciclar los residuos y envases de Coca-Cola en España es Ecoembes, una polémica empresa privada que se niega a instalar el pago por el retorno de envases, como se hace en el resto de Europa. Según ha explicado Barea, Coca-Cola y Ecoembes se han llegado a enfrentar por fomentar este modelo de reciclaje.
La empresa privada Ecoembes también está en el disparadero por inflar las cifras de material reciclado, más cuando se sabe que no hay capacidad en España para acoger todos los envases que se venden. El material sobrante se manda al Este de Europa y ahora a Turquía, tal y como se muestra en un documental donde se instalaron geolocalizadores a determinados envases y contenedores para seguir el rastro de la basura. «Ecoembes está frenando el reciclaje en España», ha desmontado Barea. «Ecoembes y Coca-Cola manejan un greenwashing brutal», ha apostillado.
COCA-COLA ES EL MAYOR CONTAMINADOR DE PLÁSTICOS DEL MUNDO
Asimismo, el directivo de Greenpeace ha indicado que el reciclaje «no es la solución definitiva» porque no elimina los plásticos. «No es verdad ni es posible fabricar botellas de materiales reciclados», ha sostenido. Así, de las plantas de Ecoembes salen cuatro tipo de plásticos, pero solo dos de ellas tienen valor, como el PET, y otras dos que no valen nada e incluso hay que pagar para poder deshacerse de ellos. Las cantidades de estos últimos son ingentes y, por norma general, suelen ser pasto de las llamas, es decir acaban contaminando por partida doble, durante su producción y posteriormente por su destrucción.
Uno puede considerar que Greenpeace tiene una cierta animadversión contra Coca-Cola y el resto de empresas contaminantes. Es decir, que pueda ser juez y fiscal al mismo tiempo. No obstante, importantes accionistas de Coca-Cola también tiran de las orejas a la multinacional.
LOS INVERSORES DUDAN DE COCA-COLA POR SU FALTA DE CONCRECIÓN
Entre ellos, destaca el famoso inversor Bill Ackman, de Pershing Square, al considerar que la empresa estadounidense no toma decisiones contundentes para frenar su impacto negativo al medioambiente. En concreto, exige a la empresa dirigida por el británico James R. Quincey una apuesta más decidida por el reciclaje ante los alarmantes ránkings de sus proveedores. Y es que, el proveedor de Asia Coca-Cola Bottlers Japan Holdings se sitúa en el percentil 16, tan solo un puesto por encima del gigante del Aluminio Hindalco Industries, cuando la industria tiene un mejor ratio de emisiones que Coca-Cola.
En la escala, Coca-Cola registra una puntuación de 5,38, líder entre sus pares en la industria de bebidas refrescantes. Según los objetivos de la multinacional, utilizará envases 100% reciclados en 2030, pero solo un 50% de sus envases serán reciclados para entonces.
EL LAVADO DE IMAGEN A COSTA DE LA PUBLICIDAD
La empresa ha realizado acciones con grandes anuncios publicitarios. Pero el eslogan no logra tapar una realidad cada vez más cruda ante una crisis alarmante por el cambio climático. El objetivo de la multinacional pasa por realizar una limpieza de costas y fondos marinos, pero sus botellas continúan expandiéndose por las arenas, rocas y aparecen continuamente en las redes de pescadores.
La otra contaminación son los microplásticos que se desprenden con la degradación de sus botellas. En España, por ejemplo, es habitual ver los envases en las playas, aunque se pierde toda identificación para evitar el propio señalamiento. En este sentido, no hay posibilidad alguna de vincular la botella con su propietario, aunque por formato y tamaño se podría adivinar su procedencia. Con todo, Coca-Cola se mantiene como el rey del greenwashing por quinto año consecutivo.
A esto hay que sumar que muchas veces esta publicidad, que no solo es digital o televisiva, también genera plástico. Solo hace falta preguntar en Latinoamérica para escuchar historias de anuncios sobre sostenibilidad de la empresa rodando por el suelo o terminando en ríos y cuerpos de agua.
LOS GOBIERNOS NO TOMAN CARTAS EN EL ASUNTO
Con estos problemas, la crisis reputacional de Coca–Cola es más que un hecho. Así las cosas, los consumidores más concienciados se alejan de sus productos, también en el centro de la polémica por su exceso de azúcar y sus efectos perjudiciales para la salud.
A pesar de amenazar con romper los vínculos en España con Ecoembes, Coca-Cola mantiene esta alianza. Todo un despropósito cuando la misma compañía se ha quejado de los procesos de reciclaje y sabe, a ciencia cierta, que no es ni mucho menos efectivo. Asimismo, siguiendo el principio de «quien contamina paga», debe ser Coca-Cola quien se responsabilice de sus propios envases, independientemente de si ha creado conjuntamente con otras empresas a Ecoembes.
De hecho, las amenazas suenan más a excusa de mal pagador que de una compañía que se toma seriamente la lucha contra el cambio climático. Quizá saldría más barato instalar una planta de reciclaje cerca de sus nuevas plantas sostenibles que esperar que Ecoembes le resuelva sus propios problemas.
Y es que, Ecoembes tiene unos privilegios excesivos en España. No tiene competencia, genera y difunde sus propios datos sin posibilidad de contrastarlos y con graves acusaciones por parte de Greenpeace. Ecoembes es el mayor problema del reciclaje en España y sus cifras son una mentira, según la onegé. De hecho, en un informe se demuestra dichas falsedades al inflar cifras reales de reciclaje.