Parece que es un buen año para las plagas y malo para los ganaderos. Tras varios meses lidiando con el mosquito culicoide, y ahora contando con que el frío ayude a combatir esa epidemia, ven como cada vez son más los reportes de la llegada de la hormiga de fuego al territorio español. El pequeño y peligroso insecto es una especie de hormiga proveniente de América del Sur es más venenosa que el promedio, por lo que su picada es más dolorosa y el riesgo para la fauna local es mayor que el de una hormiga promedio, además que son depredadoras de otros insectos presentes en el territorio español.
Es que tras la llegada del «bicho» a Italia lo más normal es que apareciera en territorio español, específicamente en Cataluña y Baleares, debido a los cruceros que pasan por Barcelona y Mallorca. Esto obliga a los responsables a estar alerta, aunque si algo han demostrado las experiencias anteriores con estas hormigas es que la única forma de enfrentarlas es la colaboración ciudadana.
Vale señalar que además de ser profundamente dolorosa, su picadura no representa un peligro real para la mayoría de las personas, a menos que sufran de algún tipo de alergia. Pero para los animales sí puede ser un problema, y además de que pueden tener un efecto directo en especies autóctonas de España que no están acostumbrados a la presencia de esta hormiga de fuego para los ganaderos en particular, puede ser un nuevo problema.
En cambio, para quienes sufren de algún tipo de alergia hay un riesgo real de una reacción anafiláctica que debe ser tratada de forma rápida. Esto es un punto clave a tener en cuenta al ver una hormiga roja, y sobre todo si hay niños cerca que podrían no conocer sus alergias si no han tenido alguna reacción anterior.
Tras un año en el que además del mosquito culicoide, que también terminó generando problemas económicos al matar animales clave para la crianza de ganado, la idea de que la hormiga roja pueda expandirse por el territorio puede ser terrorífica, además que la solución no es rápida. Aunque de momento no es una plaga generalizada si es necesario que se mantengan alerta los criadores y que se empiece a eliminar hormigueros y colonias antes de que las mismas crezcan demasiado.
Esto ignorando el coste económico. Según un informe publicado por el ministerio de agricultura, alimentación y medio ambiente, los costes de los daños y de la gestión de la plaga se cifran en cantidades que oscilan entre 250.000 dólares y varios miles de millones de dólares al año en Estados Unidos. Las pérdidas causadas en la agricultura son de unos 90 millones de dólares anuales, y en el año 2000 se gastaron al menos 580 millones para controlar esta plaga.
EXPERIENCIAS PREVIAS CON LA HORMIGA DE FUEGO
España no es el primer país donde aterriza esta peligrosa especie de hormiga, en casos como el de México o Italia la única forma de enfrentar la especie invasora ha sido revisar las zonas donde prefieren formar colonias y limpiarlas con agua e insecticidas. Aun así, no desaparecerán de un día para otro. La situación, por tanto, puede ser delicada y obliga a los ganaderos y a los ciudadanos a seguir alertas en los próximos meses.
La Unión Europea y España, por su lado, están tomando las medidas que pueden tomar: Prohibir la comercialización de tierra de los países donde es normal esta hormiga esté presente. Además, se ha prohibido, después del informe publicado por el ministerio de agricultura español citado anteriormente.
LA IMPOSIBLE ERRADICACIÓN DE LA HORMIGA DE FUEGO
Pero aunque estas medidas pueden servir para controlar la situación, una vez que esta especie llega a un sitio es imposible erradicarla del todo. Así lo revela el mismo informe del ministerio: «Una vez que S. invicta (hormiga de fuego) se establece en un área, no se conocen casos en que haya sido posible erradicarla, tanto por su tamaño pequeño como por sus enormes colonias y su alta tasa de expansión, en parte debida al proceso de gemación. Los programas para su erradicación han sido abandonados, como norma general, y sustituidos por otros de control basados en la gestión integrada de plagas (CABI, 2020). De momento, parece que los insecticidas son la mejor opción», se lee en el texto.
También se plantea introducir algunos de sus depredadores naturales en el ecosistema, aunque esto tiene sus propios riesgos. «Actualmente, se están llevando a cabo estudios sobre enemigos naturales de S. invicta para poder llevar a cabo un control biológico. Varias especies de moscas parasitarias han sido introducidas en Estados Unidos con esta finalidad», comenta el texto.