De ChatGPT a Terminator la evolución de la Inteligencia Artificial

Valdría la pena que Aaron Sorking y David Fincher se pusieran en contacto para hablar de Sam Altman, uno de los nombres clave tras el desarrollo de la inteligencia artificial. Es que así como el dúo pudo desnudar las ambiciones de Mark Zuckerberg en ‘La Red Social’ parece necesario hacer lo mismo con las últimas semanas de la vida de Altman, fundador de Open AI, la empresa responsable de Chat GPT, que parece una figura tan cercana a Ícaro como el fundador de Facebook, e igual de interesante.

Pero es probable que acercarse al cine de ciencia ficción sea la mejor forma de hablar de Altman. Sea para mencionar a Cyberdyne, la empresa que desarrolla a Skynet y al Terminator o incluso OCP, los creadores de Robocop que dejan sus escrúpulos de lado cuando ve que las máquinas empiezan a tener poder en la ciudad. Es que tras varias alertas sobre la nueva app que está desarrollando la compañía, comparada con estas creaciones apocalípticas del cine, Altman fue despedido por la junta que gobierna su compañía y recontratado tras la presión de varios días de Microsoft. 

Por supuesto que desde la empresa de Windows ha intentado defender la IA por estos días. No son casuales las declaraciones de Bill Gates defendiendo que esta tecnología reduciría la jornada laboral a tres días, ignorando la cantidad de trabajos que puede eliminar, no por qué no lo sepa, sino por qué no parece conveniente mencionarlo, ni, por el contrario, el comunicado de Elon Musk, una de las pocas veces en que deja de lado su personalidad de «troll» en línea, para hablar de su ruptura con Open AI en 2018. 

Europapress 1639303 Harley Davidson Schwarzenegger Terminator Vendida Mas Medio Millon Dolares
Arnold Schwarzenegger En Terminator 2

Pero la «Killer app» que encendió las alarmas en el entorno de Altman ha vuelto a desarrollarse tras su regreso a la compañía. Conocida internamente como Q* o Q-Star el proyecto es una inteligencia artificial dedicada a los análisis económicos y políticos, y que desde la compañía se cree puede ser incluso más certera que los humanos. En caso de que entre a comercialización, podría mover dinero dentro de los mercados financieros sin presencia de analistas o brokers. De momento no tiene acceso a los códigos nucleares, pero de Wall Street a la Casa Blanca siempre ha habido pocos pasos. 

LAS REALIDADES DE LA IA MÁS ALLÁ DEL CINE

Aunque de momento no hay códigos nucleares ni armas de destrucción masiva involucradas, tampoco es como que no haya motivo alguno para preocuparse. Ya se ha avisado varias veces de los problemas que puede generar para los empleos, pues aunque es verdad que aprender a usar Chat GPT puede proteger nuestro puesto, también es cierto que la velocidad con la que se produce contenido simplemente puede hacer que sean necesarias menos personas en algunos puestos de trabajo. 

Volviendo a Hollywood, esta fue una de las causas de la reciente huelga simultánea de los sindicatos de actores y guionistas, y aunque ambos consiguieron algunas protecciones clave, no es casual tampoco que ambos acuerdos tenga menos duración que los firmados anteriormente entre estudios y trabajadores, ni que de momento todo indique que los camioneros de la ciudad de las estrellas no podrán cerrar acuerdos parecidos una vez que los vehículos de conducción automática.

Son peligros reales, bastante distantes de las preocupaciones apocalípticas, pero mucho más palpables. Incluso la idea de una aplicación sin empatía tomando decisiones económicas como se espera que haga Q-Star puede ser terrorífico sin necesidad de que tome decisiones políticas o militares. 

SOLUCIONES DE LA FICCIÓN A PROBLEMAS DE LA REALIDAD CON LA INTELIGENCIA ARTIFICIAL

Dado que los autores de ciencia ficción han estado trabajando por ya un par de siglos con la idea de la Inteligencia Artificial y sus peligros, al menos desde el Frankenstein de Mary Shelley en 1818, tampoco parece especialmente descabellado revisar en su trabajo cuáles son las soluciones planteadas por los autores de ficción para los problemas que han salido de los libros para instalarse en la realidad

Quizás allí el mejor ejemplo es Isaac Asimov. El autor norteamericano, que además de escribir novelas y cuentos cortos de ciencia ficción era bioquímico con fijación en la filosofía, definía en su cuento corto de 1945 ‘Círculo vicioso’ tres leyes de la robótica que han sido mencionadas una y otra vez a la hora de desarrollar este tipo de tecnologías. Es cierto que son bastante simples para los problemas que enfrentamos, pero al menos que entren en la programación de estas tecnologías puede eliminar algún miedo real. 

Las leyes de la robótica según Asimov:

  • Primera Ley: Un robot no hará daño a un ser humano, ni por inacción permitirá que un ser humano sufra daño.
  • Segunda Ley: Un robot debe cumplir las órdenes dadas por los seres humanos, a excepción de aquellas que entren en conflicto con la primera ley.
  • Tercera Ley: Un robot debe proteger su propia existencia en la medida en que esta protección no entre en conflicto con la primera o con la segunda ley.

Pero además hay versiones de estas leyes aplicadas en la actualidad por programadores y desarrolladores de este tipo de tecnologías. El ejemplo más práctico es «La carta de ética robótica», firmada en 2007 por el gobierno de Corea del Sur, que aunque no copiaba las normas textualmente, pero en la que el entonces ministro de información y comunicación aceptaba la influencia del autor norteamericano. 

Es verdad que ninguna de estas, ni las ideas propuestas por Philip K. Dick o Arthur C. Clarke, necesariamente resuelven los problemas de empleos. Pero la realidad suele ser más complicada, aunque también más mundana, que la ficción.