Córdoba: la ciudad que jamás deja de brillar y las maravillas que no puedes perderte 

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En el corazón de Andalucía, España, se encuentra Córdoba, una ciudad que respira historia, cultura y encanto en cada rincón. Con sus calles empedradas y su herencia que se remonta a la época romana, Córdoba se erige como un tesoro en el tapiz de las ciudades españolas. Desde la majestuosidad de la Mezquita-Catedral hasta los estrechos callejones del barrio judío, cada paso en esta ciudad cuenta una historia que deja una huella imborrable en el corazón de quienes la visitan.

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En todas las épocas Córdoba ha sido importante

Las primeras comunidades que poblaron la región de Córdoba capital remontan su presencia a los siglos IX y VIII a.C., seguidas por enclaves fenicios y griegos que dejaron su huella. En el periodo del siglo II a.C., el general romano Claudio Marcelo erigió Corduba como capital de la Hispania Ulterior, marcando una era de esplendor que se reflejó en la construcción de notables edificaciones, como el foro, el circo, el teatro y el templo, muchos de los cuales aún se mantienen en pie. La importancia de Corduba en ese tiempo se cristalizó en un resurgimiento cultural gracias a eminentes pensadores como Séneca y poetas como Lucano, ambos originarios de la propia Córdoba.

Después de un periodo que abarcó alrededor de 200 años, durante los cuales los visigodos ejercieron su dominio sobre Córdoba entre el 572 y el 756, Abderramán I la designó como la capital del emirato de Al-Andalus. Concurrentemente, se iniciaron las obras de lo que hoy consideramos el edificio más trascendental de la ciudad: la Mezquita. Este periodo también vio una transformación urbanística en la urbe, con el estrechamiento de calles y la expansión de la judería. Siguiendo la concepción de un jardín paradisiaco, los patios de las casas se embellecieron con flores y fuentes, marcando así el nacimiento de la tradición de los patios cordobeses, una visita imprescindible en Córdoba.

En el año 929, Abderramán III declaró a esta ciudad andaluza como la capital del califato independiente de Damasco, consolidándola como el principal centro cultural de Occidente en ese momento. Se cuenta que durante este apogeo, la ciudad llegó a albergar una medina con 1000 mezquitas, 800 baños públicos, un avanzado sistema de iluminación urbana, una prestigiosa universidad y una biblioteca pública que albergaba más de 400,000 volúmenes.

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