Ciencia financia 150 investigaciones contra la violencia machista: Protección con IA o monitorización de redes sociales

La Agencia Estatal de Investigación (AEI) ha destinado desde el año 2018 cerca de siete millones de euros a 150 proyectos de investigación enfocados a erradicar la violencia de género.

En concreto, estos proyectos están enfocados en proteger a las víctimas y vigilar a los agresores gracias a nuevos desarrollos tecnológicos, en analizar la construcción de identidades de género en adolescentes monitorizando redes sociales, en la identificación de sesgos de género en diferentes ámbitos, en diseñar estrategias para implantar la educación inclusiva o en realizar análisis psicosociales de nuevas formas de acoso sexual, entre otras acciones clave.

En este contexto, la AEI ha recordado que este sábado 25 de noviembre se celebra el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer para denunciar la violencia que se ejerce sobre las mujeres en todo el mundo y reclamar políticas en todos los países para su erradicación. La convocatoria fue iniciada por el movimiento feminista latinoamericano en 1981, en conmemoración de la fecha en la que fueron asesinadas, en 1960, las tres hermanas Mirabal en la República Dominicana.

Un ejemplo paradigmático de cómo los avances tecnológicos y la Inteligencia Artificial son fundamentales en la lucha contra la violencia de género es el proyecto ‘Sistema ciber físico para el seguimiento y prevención de casos de violencia de género’, financiado por la AEI dentro de la convocatoria de Pruebas de Concepto.

El grupo multidisciplinar UC3M4Safety ha creado Bindi, una red de área personal que lleva la mujer víctima de violencia de género y se compone de varios dispositivos wearable que incluyen sensores con Inteligencia Artificial.

«Este sistema es capaz de detectar emociones automáticamente sin requerir que la víctima active la alarma; mejorar la eficacia judicial y policial detectando situaciones de riesgo antes de que se produzcan las agresiones, y recopilar pruebas de forma segura», explica la investigadora principal del proyecto, Carmen Peláez.

La innovación que aportará Bindi radica en que, como detalla Peláez, «los dispositivos requieren de la actuación explícita de las víctimas para pedir ayuda». «Este dispositivo, que aún se encuentra en fase de prototipo, opera de forma autónoma y alerta del peligro, incluso aunque la víctima no pueda accionarlo. Con ello se quiere facilitar la labor de las Fuerzas de Seguridad que protegen a las víctimas proporcionando información más precisa de lo que está ocurriendo y almacenando pruebas custodiadas de forma segura que sean válidas en un juicio», destaca Peláez.

El equipo investigador lo componen personas de más de 15 áreas de conocimiento diferentes – periodismo, derecho o ingenierías- la mayor parte miembros del Instituto de Estudios de Género de la Universidad Carlos III de Madrid. El gran reto que se marcó este equipo investigador multidisciplinar, liderado por la doctora López Ongil, es detectar cuándo la víctima está en peligro a partir de sus reacciones fisiológicas y del entorno acústico, que son los sensores con los que cuenta el dispositivo Bindi. Para ello se ha diseñado un sistema inteligente que determina si la emoción experimentada por la mujer es de miedo o pánico.

El equipo ha podido realizar las pruebas del prototipo gracias a la colaboración de la Federación de Mujeres Progresistas, la Asociación de Mujeres Separadas y Divorciadas, los centros de la mujer de Madrid, la Policía Nacional, la Guardia Civil y la Consejería de Asuntos Sociales de la Comunidad de Madrid, además de estudiantes y personal de la Universidad Carlos III de Madrid.

IDENTIDADES DE GÉNERO CON ADOLESCENTES EN ENTORNOS DIGITALES

El proyecto Entornos Digitales e Identidad de Género (EDIGA) se propone analizar y comprender el papel de los entornos digitales en el proceso de construcción de las identidades de género en la adolescencia en diferentes contextos socioculturales (España, México y Uruguay). Uno de sus objetivos principales, como destaca Adriana Gewerc, coordinadora de EDIGA desde la Universidad de Santiago de Compostela, es ofrecer una radiografía desde una perspectiva de género, de las prácticas que los adolescentes desarrollan en las diferentes plataformas en las que participan.

«En un momento de emergencia social (sexting, grooming, replicación de estereotipos en línea, ataques machistas a los derechos por la igualdad de género, etc.), es cardinal comprender con profundidad cómo las subjetividades y la construcción identitaria de género se construye en los entornos digitales en los que transitan las y los jóvenes», defiende Gewerc.

El equipo, en el que también participa personal investigador de Núcleo Interdisciplinario de Recursos Educativos Abiertos y Accesibles y el Espacio Interdisciplinario-Universidad de la República de Uruguay y tres centros mexicanos: Departamento de Investigaciones Educativas-Centro de Investigación y de Estudios Avanzados, Universidad Pedagógica Nacional y la Universitaria Ibero-Puebla, desarrolló un cuestionario que ha completado 7.500 jóvenes de entre 14 a 17 años de Galicia, México y Uruguay.

Además, se ha estudiado los perfiles y prácticas en Instagram siguiendo a 14 adolescentes de esas edades y de diferentes procedencias.

Los resultados obtenidos demuestran, como destaca la coordinadora del proyecto, que «son las propias plataformas las que van desplegando distintas ofertas para la comunicación y la integración social, a partir de los flujos de datos que cada persona usuaria entrega a sus algoritmos».

«Estos procesan los contenidos que produce el o la usuaria y los almacena en la infraestructura técnica. Luego oferta caminos y orienta las prácticas, tanto a la hora de realizar imágenes, incorporarles un tipo de música o sugerir seguidores/as. De esta forma encauza el deseo de los sujetos para generar determinados modos de ser y de narrarse a sí mismo. Esto es un hecho de suma importancia porque estarían ayudando a profundizar cámaras de eco o cámaras de resonancia mediática y a legitimar posiciones hegemónicas con respecto al género. Así es como las plataformas se transforman en espacios que ayudan a construir identidad de género», señala.

Por ello, el equipo investigador sostiene que «desde el ámbito educativo es fundamental avanzar en el desarrollo de competencia digital crítica que ayude a la juventud a comprender el mundo en el que vivimos, conociendo en profundidad las claves con las que funcionan las diferentes plataformas.

El significado de lo que sugiere, el tipo de datos que solicita, la forma en que me recomienda; es decir, conocer el entorno y sus códigos y las bases políticas y económicas en las que se sustenta, como eje importante de los procesos de alfabetización digital».