Para nadie es un secreto que la situación de la vivienda en España es uno de los grandes problemas pendientes para cualquier gobierno que llegue a la Moncloa. Mientras tanto, el precio del alquiler sigue subiendo, con los jóvenes apostando cada vez más por trabajar en la periferia de las grandes ciudades, y ese concepto de periferia cada vez se estira más, rompiendo ya la barrera de los 100 kilómetros para muchos ciudadanos.
Ciudades como Ávila, Toledo, Girona o Torrent se han vuelto opciones reales para jóvenes, y no tan jóvenes, que tienen su trabajo o su lugar de estudio en ciudades como Madrid, Barcelona o Valencia. Pero la decisión apunta a una realidad delicada para los ciudadanos, tanto para los que viven en estas «ciudades dormitorio» como para los trabajadores que deben asumir más de hora y media del día para llegar al trabajo y volver, además de los gastos en gasolina.
Pero además, al tener sueldos pensados para el precio de vivir en las ciudades más cosmopolitas, y costosas, entran en la situación complicada de que el costo de vida, en particular con base en los aumentos del alquiler, y que el problema afecte además el consumo en estos «pueblos», que se vea afectado por tener habitantes que pasan la mayoría del día fuera de los mismos. Es más que comprensible que acercarse a Madrid o Barcelona para trabajar sea también una buena oportunidad para quedarse en la ciudad, sea por ocio o para hacer la compra.
En un momento en que, según los datos «optimistas» de Vivendex y el INE la compraventa de viviendas ha disminuido un 23,7%, lo que además predice que la oferta de alquiler seguirá igual de baja en los próximos meses y años. Dado que es un problema que se concentra especialmente en las grandes ciudades, es de esperarse que el mismo empeore durante los próximos meses, una dificultad clave para la próxima legislatura.
Esto podría dejar a la «España vaciada» en una situación delicada, teniendo lo peor de los dos mundos: Por un lado, el aumento de precios y de población de tener demasiadas personas en espacios que no están pensadas para ellos puede tener serios problemas económicos, y además tener que sufrir la gentrificación de las grandes ciudades que ya se ve con las franquicias que ocupan espacios que hasta hace poco priorizaron negocios locales.
LAS CIUDADES DORMITORIO GOLPEAN LA TRANSFORMACIÓN DE LA ENERGÍA VERDE
Parte del problema de esta realidad es que ocurre en un momento puntual donde las ciudades están haciendo esfuerzos profundos para ser más sostenibles. Esto pasa por una transformación en el sector, transporte a energías eléctricas, que en su estado actual no funciona si las ciudades no mutan a esa famosa idea de «la ciudad de 15 minutos» pues es difícil manejar un coche eléctrico por hora y media diariamente, tanto por el costo de cargarlo como por la duración de su batería interna.
Es un problema extra para una transformación en el sector, transporte que ya se ha complicado más de la cuenta. Además, pone aún más ojos sobre los problemas específicos del servicio de Cercanías. Si en la actualidad es quizás el más criticado de Renfe si estas ciudades dormitorios siguen creciendo será además uno de los más usados en Madrid y sus alrededores, y además hará aún más importante el trabajo de los autobuses, un medio de transporte que desde bruselas no ven con buenos ojos por su consumo, aun si es mejor opción del servicio privado.
Además, esto puede seguir estirando las ciudades. Aunque es complicado imaginar en España una situación como la de algunos centros poblacionales latinoamericanos, llenos de viviendas precarias en zonas que no son recomendables para construir, y que terminan conectando ciudades que no están pensadas para ello.
LA SOLUCIÓN: QUE BAJE EL PRECIO DEL ALQUILER
Evidentemente, la mejor solución es conseguir que disminuya el precio del alquiler. Para ello se han presentado varias soluciones, desde la construcción de viviendas de gestión pública hasta algún medio directo de control de precio, pero ninguno ha funcionado del todo. Además, se suma el problema de los pisos turísticos, y aunque Barcelona primero y Madrid ahora han intentado regularlos, sobre todo a la aplicación más famosa de este tipo de servicio: Airbnb.
De hecho, si en algún momento se acercó la realidad a la famosa «ciudad de 15 minutos» fue la pandemia, cuando las restricciones transformaron incluso las ciudades dormitorio en espacios de residencia real. Sumado a la desaparición temporal de los pisos de alquiler turístico, debido a la desaparición temporal del turismo, esto de hecho hizo que por momentos bajarán los precios de alquiler.