Desde hace algún tiempo, llevar zapatillas deportivas para ir a la oficina ha dejado de ser mal visto. Ya no se asocia con descuido ni tampoco es motivo de reprimendas por parte de recursos humanos. Incluso las discotecas han flexibilizado sus normas y permiten el acceso con este tipo de calzado. Es interesante recordar cómo ha evolucionado esta tendencia.