Activismo accionarial, bonos verdes y certificaciones, las herramientas para la descarbonización

La lucha contra el cambio climático, y particularmente, la limitación de las emisiones de gases de efecto invernadero se han convertido en una prioridad a nivel mundial. La compensación de carbono es un requisito impuesto por reguladores y gobiernos cada vez en mayor medida.

En la actualidad las grandes compañías están obligas a calcular y compensar sus emisiones, sin embargo, aunque otras muchas no estén obligadas, cada vez más se plantean nuevas herramientas en inversión sostenible. Muchas de estas se basan en plataformas de asesoramiento especializadas en inversión sostenibles, o en las últimas tecnologías blockchain que unen oferta y demanda de créditos de carbono, bonos verdes, y/o en la decisión o activismos de sus propios CEOS y CFOs para implementarlas.

El activismo accionarial aumentó en el pasado año y supone la principal herramienta utilizada en inversión sostenible, según el estudio ‘La Inversión Sostenible y Responsable en España’ de Spainsif, plataforma europea de Finanzas Sostenible. Dicho informe pone de manifiesto como en el caso del sistema financiero, es importante destacar su rol protagónico como financiador de la transición ecológica para canalizar el capital privado hacia entidades y proyectos alineados con los objetivos de descarbonización.

La Red Española del Pacto Mundial en su paper ‘Finanzas sostenibles y Agenda 2030’, revela que un 20% de las empresas españolas disponen de instrumentos de financiación o inversión ligados a la sostenibilidad. En concreto, un 54% de éstas afirman disponer de inversiones vinculadas a criterios de sostenibilidad y un 17% cuenta con bonos verdes. Según dicho informe, uno de los retos en sostenibilidad es integrar a las pequeñas y medianas empresas en el ámbito de las finanzas sostenibles para salvar la brecha existente entre grandes y pymes.

Según Antonio Sánchez de León, Managing director de Bank of Climate, tras un estudio realizado por su equipo de expertos en financiación sostenible, manifiesta que hay mucho desconocimiento en materia de descarbonización, y pone de relieve “la importancia de acompañar las empresas y garantizar, que la huella de carbono de un producto está bien calculada mediante la aplicación de métodos reconocidos, estandarizados, y luego certificados (como ISO 14064-3), organismos oficiales como el MITERD, y otros internacionales como, Verra o BeZero Carbon”.

A nivel genérico, la inversión sostenible desciende. El dinero está saliendo de los fondos socialmente responsables, es decir los que conllevan criterios de ESG, según los datos publicados por Morningstar. Y en concreto en medio ambiente, según Fernando Prieto, coordinador del Informe del Observatorio de Sostenibilidad y GrandMother: ‘Descarbonización 2023: Europa, España y comunidades autónomas’, España tras lo buenos resultados de años anteriores se ha vuelto a alejar de los objetivos del Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC).