La vieja guardia política en España vuelve a ser noticia. El día de ayer, un acontecimiento trascendental sacudió la política española y la historia del país. Tras intensas negociaciones, se logró un acuerdo con los líderes catalanes para asegurar la investidura del presidente Pedro Sánchez.
Sin embargo, el precio de esta alianza ha generado una controversia sin precedentes: una propuesta de ley de amnistía, junto con otros beneficios, ha desatado una tormenta de críticas por parte de una facción de políticos que conforman la vieja guardia de España. Figuras emblemáticas como Felipe González, Alfonso Guerra y José María Aznar han alzado sus voces en contra de esta legislación, argumentando que representa una luz verde al movimiento independentista catalán y cuestiona los cimientos mismos de la unidad de España.
Este inesperado giro en la política española ha abierto un debate apasionado sobre la amnistía como instrumento de reconciliación, así como sobre el equilibrio entre la unidad nacional y las demandas de autonomía de la región catalana.
La historia comenzó hace un tiempo atrás, cuando en el Congreso de los Diputados, la coalición en funciones liderada por Pedro Sánchez demostró su poder al lograr, con mayoría de votos a favor, la incorporación oficial del catalán, euskera y gallego en las sesiones parlamentarias. Este movimiento, uno de los primeros pasos de Sánchez para ganarse la confianza de nacionalistas e independentistas, contó con el apoyo de PSOE, Movimiento Sumar, ERC, Junts, Bildu, PNV y el BNG, estableciendo la base para futuras alianzas políticas.
Este acuerdo para la investidura, viene a representar según algunos representantes de la vieja guardia de políticos españoles, gestos de confianza mutua entre Sánchez y varios partidos nacionalistas e independentistas sugieren además de una segunda legislatura para el líder socialista, cambios significativos en la política y en la relación con Cataluña.
La vieja guardia española se opone a la amnistía: Declaraciones de los líderes políticos históricos
Varias figuras destacadas de esta vieja guardia política, incluyendo a Felipe González y Alfonso Guerra, han expresado duras críticas hacia la posibilidad real de que Pedro Sánchez conceda una amnistía. Guerra ha calificado esta idea como una «estafa» y una «humillación deliberada de la generación de la Constitución», mientras que González ha señalado que «la amnistía no es constitucional y tampoco respalda la autodeterminación». Declaraciones que curiosamente, el Partido Popular ha elogiado estas opiniones.
El actual Partido Socialista (PSOE) ha optado por evitar responder directamente a estas críticas. Cuando se les ha preguntado por las declaraciones, desde la dirección socialista han respondido con humor, mencionando que «ayer había fútbol».
A pesar de esta postura, algunas figuras del partido y del Gobierno han expresado sus opiniones. Miquel Iceta calificó a los críticos como «antiguos», mientras que la socialista Adriana Lastra expresó su respeto por los fundadores del partido, aunque no esté de acuerdo con ellos. El exministro José Luis Ábalos destacó la importancia de considerar el momento y el impacto de las declaraciones, preocupándose más por la forma en que se expresan las opiniones.
Por otro lado, los nacionalistas catalanes, como Gabriel Rufián de ERC, dejaron en manos de Sánchez la decisión de su legado histórico, comparándolo con figuras como Zapatero o Felipe González. El exdirigente catalán, Carles Puigdemont, emitió un mensaje más contundente en las redes sociales, insinuando que algunos políticos pueden elevar la tensión en la sociedad.
El exvicepresidente del Gobierno Alfonso Guerra ha señalado que el líder actual del PSOE, Pedro Sánchez, es quien ha cambiado de postura en cuestiones como los indultos y los pactos con Podemos, considerándolo el «disidente» en el partido. Guerra ha rechazado la amnistía, afirmando que «la amnistía es la condena de la democracia».
Felipe González ha respaldado esta postura, argumentando que «no cabe la amnistía ni la autodeterminación» debido a la incompatibilidad con la Constitución española, además ha afirmado que otorgar amnistía a los líderes independentistas sería como aceptar que no cometieron ningún delito.
Guerra ha subrayado que «es deber de una persona de izquierda no quedarse callada frente a injusticias, independientemente de su origen político», y ha destacado que algunos han mantenido posturas coherentes, mientras que otros, en referencia a Sánchez, han cambiado de opinión, como en el caso de los indultos y la integración de Podemos en el Gobierno.
José María Aznar, expresidente del Gobierno de España, emitió un discurso en el que llamó a la nación española a decir «¡basta ya!» frente a la amnistía y las exigencias de los independentistas catalanes, a quienes calificó como una amenaza para la continuidad de España como nación.
Aznar criticó duramente la posible amnistía y el diálogo con Junts, afirmando que conceder amnistía sería otorgar impunidad y legitimar un intento sedicioso contra la integridad constitucional, además de ser una afrenta a las democracias. También acusó al Partido Socialista de atacar la Constitución desde dentro de las instituciones, convirtiéndose en un desencadenante del problema.
Amnistía. La vieja guardia del PSOE fracasa en su intento por frenar las pretensiones independentistas de los catalanes y divide al partido
El expresidente y el exvicepresidente del Gobierno, Felipe González y Alfonso Guerra, han intensificado sus críticas a la negociación con Carles Puigdemont en las últimas semanas. Ambos líderes históricos han expresado con firmeza que la amnistía propuesta «no cabe en la Constitución» y que socava los cimientos de la democracia y la convivencia en España.
Sin embargo, sus opiniones parecen ejercer más influencia en la derecha que en la izquierda, según la dirección del PSOE, y además no afectó el rumbo de la negociación según colaboradores de Pedro Sánchez.
Las críticas de González, Guerra y otros miembros de la «vieja guardia» no se perciben como un factor decisivo en el proceso de investidura, y la cúpula del PSOE afirma que no hay problemas con el resto del partido a pesar de estas voces discordantes en la derecha y la ultraderecha.
Incluso a pesar de las críticas de Emiliano García-Page, presidente de Castilla-la Mancha, y su oposición a la amnistía, el PSOE mantiene su confianza en una próxima investidura. La pérdida de dirigentes autonómicos críticos con Pedro Sánchez en las elecciones del 28 de mayo ha contribuido a la «estabilidad del partido».
El PSOE, en su afán por despenalizar el procés y atraer a Carles Puigdemont, ha experimentado cambios significativos y rápidos en su postura. La mayoría de los altos cargos del partido han aceptado esta nueva etapa, mientras que la vieja guardia del PSOE, incluyendo figuras como Felipe González, Alfonso Guerra, Joaquín Almunia, Ramón Jáuregui y otros, ha expresado un rechazo rotundo a la idea de la amnistía en relación con el procés.
Por otro lado, la nueva generación de socialistas, representada por Pedro Sánchez y su equipo, parece dispuesta a avanzar con la idea de la amnistía como parte de las negociaciones con diferentes partidos, incluido Junts. Se ha observado una transformación en la posición del PSOE en esta cuestión, con un enfoque en la Constitución como marco para cualquier negociación.
Lo cierto es que la propuesta de amnistía para los líderes independentistas catalanes ha generado divisiones en el PSOE, en varias Comunidades Autónomas, donde varios dirigentes y diputados regionales se oponen a la amnistía y han expresado su descontento en círculos privados.
Algunos incluso han manifestado su malestar públicamente. Sin embargo, la frialdad con la que han sido recibidas sus posturas ha llevado a que muchos de ellos rehúyan expresar sus opiniones públicamente, temiendo ser incluidos en una lista negra, que ya incluye figuras como Felipe González y Alfonso Guerra.
Mientras tanto, la tensión en el partido es palpable, con crecientes voces contrarias a la amnistía y la percepción de que el sanchismo impide cualquier disidencia. Además, algunos afiliados socialistas han manifestado su intención de darse de baja si se lleva a cabo una investidura de Sánchez basada en una amnistía que consideran contraria a la democracia constitucional.