Una Directiva Europea daba de plazo hasta febrero de 2018 para que todos los países miembros pusieran en marcha un Plan Nacional de Radón, señala el director de Vivesinradon.org, José Miguel Rodríguez, quien denuncia que España «es el único país que incumple ese plazo, lo cual es muy sangrante».
Sin que el ministerio de Sanidad haya publicado aún ese Plan Nacional, se publicó un Real Decreto 1029/2022 de 20 de diciembre, que recoge un marco muy genérico para la protección y prevención frente al radón, pero esta normativa solo traspone parcialmente la directiva europea, «y para colmo incluye una disposición adicional que da 18 meses de prórroga para establecer e implementar medidas concretas y reales de protección, así que seguimos igual que estábamos».
«Todo es papel mojado y los ciudadanos están desarmados ante este riesgo. No es que no sepan protegerse, es que la mayoría ni saben que existe», lamenta este experto quien organiza l próximo día 7 de noviembre el III Congreso Nacional del Radón, organizado por la iniciativa Vive sin radón de la Fundación Vivo Sano y que cuenta con la participación de once expertos entre físicos, geólogos, oncólogos, bioquímicos, especialistas en detección y medición de radón, técnicos en prevención de riesgos laborales y otros especialistas.
MÁS MUERTES POR RADÓN QUE POR ACCIDENTES DE TRÁFICO
El radón es la segunda causa de cáncer de pulmón después del tabaco, incluso en personas que nunca han fumado. En fumadores, el riesgo de cáncer de pulmón se incrementa exponencialmente. La OMS calcula que entre un 3 por ciento y el 14 por ciento de las muertes por cáncer de pulmón están relacionadas con el radón.
En España, esto supone que entre 1.500 y 2.000 personas mueren cada año por cáncer de pulmón debido a la exposición a este gas radiactivo, «muchas más que en accidentes de tráfico», puntualiza Rodríguez. Se desconoce el umbral por debajo del cual la exposición no suponga un riesgo, y por otro lado está demostrado que la mayoría de los casos de cáncer de pulmón están provocados por concentraciones bajas o moderadas, y no por concentraciones elevadas.
El radón existe de forma natural en el 70 por ciento del territorio de Galicia, en más de la mitad de Extremadura, en un área importante de Castilla y León, en gran parte de la sierra noroeste de Madrid, en algunas zonas de Castilla-La Mancha, en parte de los Pirineos y en la zona norte de Cataluña.
«En todas estas zonas hay o puede haber niveles peligrosos de radón dentro de viviendas, centros de trabajo, colegios, edificios públicos o cualquier inmueble. Donde hay un terreno de composición granítica hay o puede haber radón en los interiores de los edificios. También lo hay al aire libre, pero se diluye en la atmósfera y no supone riesgo. Sin embargo, cuando se filtra dentro de una edificación, queda estancado y se va concentrando, y las personas que viven o trabajan ahí lo respiran durante muchas horas al día, muchos días al año, muchos años», detalla Rodríguez.
«De toda la radiación natural a la que estamos expuestos por el mero hecho de vivir, el radón supone entre el 48% y el 50%», explica el responsable de Vivesinradon.org. Es decir, que la población recibe más radiación del subsuelo que de los rayos de sol o de la radiación cósmica. «Y sin embargo, todo el mundo conoce los riesgos de la radiación solar. Mientras aquí seguimos en blanco con este tema, en 2015 en el Reino Unido ya se emitían anuncios en televisión advirtiendo a la población sobre cómo evitar la radiación por radón, por citar solo un ejemplo», comenta.
El doctor Juan Carlos Laguna, oncólogo médico de la unidad de tumores torácicos del Hospital Clínic de Barcelona e investigador en ese mismo hospital para evaluar el radón en pacientes con cáncer de pulmón, que también es uno de los participantes en este congreso, considera que existe una perspectiva social e incluso médica alterada sobre la acción de los carcinógenos.
«El estigma del tabaco como principal causa de cáncer de pulmón provoca que haya toda una gama de carcinógenos que no se tengan en cuenta en la práctica clínica, entre ellos el radón, y que incluso muchos oncólogos los desconozcan. Yo mismo no sabía qué era el radón hasta que entré en este grupo de investigación», confiesa. Según una encuesta realizada en 2019 (Martin-Romato et al, SEOM 2019), el 50% de la población encuestada no sabe qué es el radón y de los que lo conocían, hasta el 53% de las personas no sabrían qué hacer frente a niveles elevados de radón en su domicilio.
«Por eso es importante no solo concienciar y dar a conocer su existencia, sino transmitir que existen medidas para reducir la exposición y prevenir el cáncer de pulmón de forma eficaz, y por eso son tan importantes congresos como este, porque pueden cambiar la vida de muchísimas personas», zanja.