La crema catalana, también conocida como crema quemada, es un delicioso postre que combina una suave crema pastelera o natilla con una irresistible costra crujiente de azúcar caramelizado. Su origen se remonta a tiempos antiguos y, como muchas recetas tradicionales, está envuelta en una encantadora leyenda.
10Dejar enfriar a temperatura ambiente sin taparla
Una vez que hemos volcado la crema en las cazuelitas individuales, dejamos enfriar sin tapar para que se forme una fina capa de película en la superficie y evitemos que se forme condensación. Durante este tiempo de enfriamiento, aprovechamos para espolvorear el resto del azúcar que habíamos reservado, repartiéndolo de manera uniforme sobre cada crema.
Para darle ese toque final y característico a la crema catalana, utilizamos un soplete de cocina para requemar el azúcar. Con movimientos suaves y constantes, acercamos el soplete a la superficie de cada cazuelita hasta que el azúcar se caramelice y forme una costra dorada y crujiente. Este proceso no solo le dará un aspecto visualmente atractivo, sino que también aportará un contraste de texturas entre la suavidad de la crema y la crocancia del caramelo.