Los Estados Unidos se enfrentan a una terrible epidemia, la de la violencia y los últimos tiroteos así lo demuestran. Una nación conocida por su diversidad, innovación y avances tecnológicos, se encuentra actualmente en medio de una crisis alarmante y cada vez más frecuente: una epidemia de violencia.
Esta epidemia de violencia armada ha sembrado el temor y la inseguridad en comunidades de todo el país durante décadas. Los datos más recientes son contundentes: en el transcurso de los últimos años, los tiroteos masivos se han vuelto tan comunes que es difícil pasar una semana sin escuchar noticias sobre uno de ellos. Este fenómeno, marcado por el uso indiscriminado de armas de fuego en espacios públicos, ha dejado un rastro de víctimas escalofriante.
Las cifras, por desgarradoras que sean, apenas arañan la superficie de un problema profundamente arraigado. La facilidad con la que las personas pueden adquirir armas de fuego, ya sea de forma legal o ilegal, ha permitido que esta epidemia se extienda, cobrando vidas de forma indiscriminada en escuelas, centros comerciales, lugares de trabajo y otros espacios públicos.
El gobierno federal y los gobiernos estatales han tomado medidas para frenar esta ola de violencia, pero los resultados han sido mixtos. A lo largo de los años, se han implementado diversas regulaciones y leyes destinadas a controlar la adquisición y tenencia de armas de fuego, como verificaciones de antecedentes y prohibiciones de ciertos tipos de armas de asalto. Sin embargo, la resistencia política y la influencia de grupos pro-armas han dificultado la adopción de medidas más amplias y efectivas.
De acuerdo a las cifras de la ONG Amnistía Internacional, en 2022, Estados Unidos registró un total de 45,222 muertes por arma de fuego, una cifra notablemente más alta per cápita en comparación con otros países industrializados. La falta de medidas efectivas, como un registro nacional de armas de fuego y restricciones a la posesión y portación de armas en público, ha permitido que la violencia con armas de fuego se convierta en una crisis de derechos humanos en el país.
Además, se observa un alarmante aumento en el número de suicidios por arma de fuego entre adolescentes de diferentes grupos étnicos, con un incremento del 120% entre 2011 y 2020, particularmente en las comunidades negras, latinas y asiáticas.
La falta de regulación efectiva y el acceso generalizado a armas de fuego en Estados Unidos plantean desafíos significativos para abordar la violencia armada y sus consecuencias, incluyendo el aumento de las tasas de suicidio entre los jóvenes de diversos orígenes étnicos.
La epidemia de tiroteos en Estados Unidos: Un análisis de los últimos acontecimientos
El último tiroteo ocurrido en Maine, el sospechoso, identificado como Robert Card, un instructor de armas de fuego de 40 años y reservista de la armada con problemas de salud mental, se ha dado a la fuga. Los ataques, perpetrados en una bolera y un restaurante de Lewiston, resultaron en la trágica muerte de al menos 18 personas, con otras 13 heridas. Siete personas perdieron la vida en la bolera, ocho en el restaurante y tres después de ser trasladadas al hospital.
El sospechoso, Robert Card, aún no ha sido localizado, y como medida de precaución, los residentes de las localidades de Lewiston, Lisbon y Bowdoin se mantienen confinados. Card enfrenta ocho cargos de asesinato, correspondientes a las víctimas identificadas hasta el momento, aunque se espera que el número de cargos aumente con la cantidad de fallecidos.
Este trágico incidente representa uno de los tiroteos más mortíferos en lo que va de año en Estados Unidos y uno de los más letales de su historia reciente. El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, ha instado a los republicanos en el Congreso a alcanzar un acuerdo con los demócratas para prohibir las armas de asalto o de alta capacidad y poner fin a la inmunidad de los fabricantes de armas.
En Estados Unidos, donde la Constitución garantiza el derecho a poseer armas, se ha registrado un notable aumento en la venta de armas de fuego en los últimos años. En 2020, se vendieron más de 23 millones de armas, estableciendo un récord, y casi 20 millones en 2021, según las estadísticas de ese país. Además, se ha observado un incremento en la disponibilidad de armas fantasma, vendidas por partes y sin números de serie, lo que ha ganado popularidad, especialmente en círculos criminales.
Armas de fuego en EEUU: Un balance de los últimos incidentes violentos
Año 2023: Aumento de la Violencia
- Enero 21: El año comienza con un tiroteo en Monterey Park, California, que deja 11 muertos.
- Enero 23: Dos días después, otro tiroteo en Half Moon Bay, California, cobra la vida de 7 personas.
- Abril 10: En Louisville, Kentucky, un tiroteo en una sucursal bancaria mata a 5 personas e hiere a otras 9.
- Mayo 6: En Allen, Texas, un ataque en un centro comercial deja 8 muertos y se vincula al supremacismo blanco.
- Mayo 23: Un joven de 18 años mata a su familia en Nash, Texas, alegando que eran «caníbales».
- 2023 hasta el momento: Un total de 36 tiroteos masivos, con 188 muertos en todo el país, convierten este año en el segundo con más tiroteos en la historia de Estados Unidos.
Años Anteriores: Hechos impactantes
- 2017: El tiroteo más mortífero se produce en Las Vegas, con 59 muertos y 851 heridos, cuando un hombre dispara desde un hotel.
- 2016: La masacre de la discoteca Pulse en Orlando, Florida, se cobra 49 vidas y deja 53 heridos.
- 2007: En el Instituto Politécnico y Universidad Estatal de Virginia, un estudiante mata a 32 personas e hiere a 29.
- 2012: El tiroteo en la Escuela de Primaria de Sandy Hook, en Newtown, Connecticut, causa 28 muertos, incluyendo 20 niños.
- 2022: En la Escuela de Primaria Robb, en Uvalde, Texas, se produce un tiroteo que deja 21 muertos y 17 heridos.