Llega el cambio de horario, nos desprendemos del de verano y nos hacemos con el de invierno. Tendrá lugar el próximo 29 de octubre y habrá que atrasar el reloj una hora, por lo que a las 03.00 horas serán las 02.00 horas. Es decir, ese día dormimos una hora más, ya que la jornada tendrá un total de 25 horas en vez de 24.
Se trata de otro año en el que recuperamos este horario, según la Directiva Europea del Cambio de Hora aplicada en todos los Estados de la UE con el fin de conseguir ahorro energético, a pesar de las dudas sobre la eficacia de esta medida en ese sentido.
Este 29 de octubre recuperamos el horario de invierno como en todos los estados de la UE
El último fin de semana de octubre es todos los años una fecha señalada en el calendario de los ciudadanos españoles: toca retrasar los relojes una hora.
De esta forma, cuando el reloj marque las tres de la mañana, serán las dos de la mañana. Y, por lo tanto, amanecerá una hora antes y anochecerá también una hora antes.
Un cambio de horario que se realiza desde 1918 en España y que siguen los países europeos mediante la Directiva 2000/84 del Parlamento y Consejo Europeo, donde se establece que el período de la hora de verano terminará en todos los Estados miembros a la una de la madrugada, hora universal, del último domingo de octubre.
Este cambio de horario puede afectar a nuestros hábitos de sueño
Pese a que este cambio se lleva a cabo todos los años, durante algunas jornadas nos podemos ver afectados por este cambio, sobre todo en cuanto a nuestros hábitos de sueño.
De hecho, el cambio en el patrón de sueño puede provocar un efecto como el jet lag, ya que nuestros cuerpos están acostumbrados a un cierto ritmo. O lo que es lo mismo; si no tomamos medidas para minimizar el efecto, puede llevarnos algunos días o incluso alrededor de una semana volver a encarrilar su horario de sueño.
Así, nuestros ritmos circadianos se rigen por la luz solar y otras señales ambientales, lo que significa que sentiremos los efectos si tu patrón de sueño cambia sin ninguna preparación.
Y, como sucede con todo lo demás, todo depende de en qué situación nos encontremos nosotros. Según el momento y el estado psicofísico en que nos hallemos, puede reaccionar de manera diferente. El principal factor es la oscuridad, presente tanto por la mañana como por la tarde. El cuerpo y la mente por la mañana deben ponerse en marcha sin luz, y esto de por sí ya es un gran esfuerzo. Pero, además, en algunos casos, dependiendo del horario de trabajo, sales de casa cuando todavía está oscuro y cuando vuelves ya es de noche o prácticamente, habiendo perdido por completo las horas de sol.
Intenta cambiar tu hora al acostarte y levante ante este cambio de horario
El consejo de los expertos para este cambio de horario es muy sencillo: que empieces a prepararte unos días antes para que la transición sea más fácil para tu cuerpo.
«Intenta cambiar tu hora de acostarte y de levantarte 15 minutos más tarde durante los dos días anteriores al cambio de reloj, y luego completa los dos pasos adicionales de 15 minutos después del cambio de reloj».
Disfruta del horario invernal al despertar
Días de otoño, frescos, en los que plantearse salir de debajo del nórdico o la manta se hace muy cuesta arriba. Toca acostumbrarse al frío.
Puede servir como señal para que tu cuerpo sepa que es hora de despertarse. Así que, aunque no quieras abandonar tu agradable y cómoda cama, caminar por un suelo fresco o lavarte la cara con agua fría puede ser justo la experiencia vigorizante que tu cuerpo necesita para ponerse en marcha por la mañana.
Haz ejercicio
El movimiento activa nuestro cuerpo. Pese a que pueda parecer contradictorio, el ejercicio físico te dará energía para poder llegar en mejores condiciones al final del día.
Ten en cuenta que en el horario de invierno hay menos horas de luz solar y es normal que te sientas con menos vitalidad o más somnoliento. Por eso es tan importante activarse con hábitos saludables como el ejercicio.
Exponte a la luz solar abundantemente
Por la mañana y durante el día exponte a luz solar abundante. Puedes tomar baño de sol sobre los párpados.
Así, podremos orientarnos hacia el sol y cerrar los ojos (la aplicación de luz 6 horas después del mínimo de temperatura corporal adelanta el reloj corporal; en cambio, aplicar luz 6 horas antes del mínimo de temperatura retrasa el reloj corporal).
Se ha visto que con disfrutar de solo un par de días llenos de luz natural con sus noches oscuras, nuestro ritmo circadiano se ajusta y nos ayuda a conciliar el sueño. Algo tan sencillo como pasar un par de días acampando al aire libre nos pueda ayudar al regular nuestro reloj interno.