Hasta hace unos pocos años, a quienes sufrían algún tipo de adicción se les solían adjudicar desagradables calificativos, puesto que los trastornos adictivos eran considerados (por el público en general, que no por los especialistas en adicciones) vicios o consecuencias de las conductas disipadas e irresponsables de quienes los sufrían.
Afortunadamente, los tiempos cambian: en la actualidad, son mayoría las personas que saben que cualquier adicción es una enfermedad y que quien la padece debe ser debidamente tratado. Para ello, en ocasiones, resulta imprescindible que ingrese en un centro de desintoxicación.
Las adicciones no son vicios
El diccionario de la RAE define la palabra vicio, entre otras acepciones, como el “hábito de obrar mal” y como un “defecto moral o de falta de rectitud en las acciones”.
Pero resulta que un adicto no tiene el hábito de obrar mal, sino que se ve impelido a hacerlo, normalmente en contra de su voluntad.
Y respecto a los defectos morales y a la falta de rectitud, no está de más recordar que la inmensa mayoría de los adictos tienen un comportamiento intachable cuando logran liberarse de las cadenas de la adicción.
Y es que la adicción no es más que una enfermedad que provoca una modificación indeseada de la bioquímica del organismo y/o de los mecanismos cerebrales del adicto. Estas modificaciones obligan al enfermo a consumir sustancias o repetir los comportamientos a los que es adicto.
En resumidas cuentas, la situación de quien sufre una adicción es equiparable a quien se encuentra encerrado en una celda cuya cerradura solo puede abrir quien posee la llave adecuada.
Adicciones físicas: el “mono” es real
Si la adicción es solamente psicológica, caso de la adicción a las compras compulsivas o al juego, la solución pasa por la correspondiente terapia conductual y psíquica. Pero si existe adicción a alguna sustancia (estupefacientes, alcohol o nicotina), la cosa se complica.
El “mono” o síndrome de abstinencia que sufren los adictos a algunas sustancias es una reacción del organismo a la suspensión del consumo de dicha sustancia. El organismo “reclama” esa sustancia y si no se produce el suministro, “protesta” con síntomas muy desagradables y, en muchas ocasiones, imposibles de sobrellevar.
Entre estas manifestaciones se encuentran la irritación permanente, el nerviosismo extremo, el insomnio, la agresividad, los dolores físicos y la necesidad imperativa de consumir dicha sustancia.
A modo de ejemplo, los heroinómanos suelen padecer un “mono” físico de tal magnitud que es prácticamente imprescindible su ingreso en un centro de desintoxicación heroína.
Tipos de terapias contra las adicciones
El tratamiento de una adicción depende del carácter de la misma:
- En las adicciones al juego, al sexo o a las compras, el camino es la terapia conductual y psicológica, incluyendo sesiones grupales con otros enfermos.
- En las adicciones a drogas, además del tratamiento psicológico, es necesaria una terapia de abandono progresivo del consumo de la droga, que puede incluir un tratamiento de desintoxicación en un centro especializado y un seguimiento posterior para prevenir las recaídas en el consumo.
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