España confía en un acuerdo en diciembre que levante el veto a la entrada de Rumanía y Bulgaria en Schengen

El ministro de Interior, Fernando Grande-Marlaska, ha confiado este jueves en que sea posible un acuerdo antes de que acabe el año para que Rumanía y Bulgaria puedan ser miembros de pleno derecho del espacio sin fronteras Schengen, algo que defiende Bruselas y apoya una amplia mayoría de miembros pero choca con el veto de Austria porque la decisión requiere unanimidad.

«Hablaremos de Schengen y de la necesidad de que tanto Rumanía como Bulgaria se incorporen con plenos derechos. Esperamos que para el último Consejo de diciembre sea una realidad», ha expresado Grande-Marlaska a la prensa en Luxemburgo, a su llegada a la reunión de ministros de Interior de la UE.

«Estoy seguro de que será posible, haremos todo lo posible para diciembre», ha continuado el ministro español, quien ha dicho «cruzar los dedos» para que el acuerdo sea posible bajo presidencia española y ha insistido en que se está «trabajando mucho» para tener éxito.

Marlaska ha confirmado que Austria «sigue en la misma posición», en referencia al voto en contra de este país que en diciembre del pasado año frustró la entrada de Rumanía y Bulgaria en Schengen, pero el ministro español ha recalcado los esfuerzos «con todos los 27» para intentar avanzar en el expediente.

También la comisaria de Interior, Ylva Johansson, se ha referido a su llegada a Luxemburgo al caso de Rumanía y Bulgaria y adelantado que trasladará a los ministros que el informe de evaluación sobre el control de sus fronteras es «muy positivo», algo «importante» para que puedan sumarse al espacio Schengen.

«Los resultados hasta ahora son muy prometedores», ha defendido la socialista sueca respecto a las mejoras de estos dos Estados miembro en el control de la frontera exterior y la gestión migratoria.

En diciembre de 2022, última vez en que se intentó un acuerdo a Veintisiete sobre este asunto, el veto de Austria y Países Bajos frustró la entrada de Bulgaria y Rumanía en el espacio Schengen, algo que la Comisión Europea reclama desde hace una década porque defiende que cumplen todos los criterios previstos para la adhesión.

Entonces sí se permitió la entrada de Croacia, último socio en sumarse al club comunitario, por lo que Rumanía y Bulgaria son los únicos países de la UE que no forman parte de del espacio sin fronteras.