La sociedad de hoy en día vive en un mundo lleno de estímulos. A menudo, el día a día está sometido a multitud de estresores, demandas y exigencias que con frecuencia derivan en la sensación de no llegar a todo, sentirse sobrepasado o abrumado por la carga de la multitarea, la hiperproductividad o la medida de la valía exclusivamente desde la hipereficacia.
En medio de esta vorágine, es posible que aparezcan síntomas que pueden asustar, como cefaleas, temblores o dificultades para el sueño. Al consultar a un profesional o psiquiatra en Madrid, las personas pueden encontrarse en la tesitura de que todo se les achaque a la ansiedad y se minimice la realidad de que sus síntomas existen.
En resumen, esto ocurre porque las fronteras que diferencian la psiquiatría de la neurología han concebido que las enfermedades deben pertenecer a un campo u otro, pero, realmente, esto no es más que un acuerdo de la ciencia moderna para categorizar enfermedades y compartimentar la medicina, ya que el sistema nervioso es único.
Esta división podría resumirse en que aquellas patologías evidentes a través de pruebas diagnósticas caen del lado de la neurología (como la epilepsia), mientras que aquellas en las que no se dispone de esta evidencia se catalogan como psiquiátricas (por ejemplo el trastorno bipolar). Sin embargo, usando estos mismos ejemplos, cabe reflexionar sobre el elevado número de pacientes epilépticos que presentan manifestaciones psiquiátricas (como ansiedad o depresión). Igualmente, la respuesta del trastorno bipolar a fármacos antiepilépticos ilustra acerca de lo fina que es la imaginaria línea que entre la neurología y psiquiatría. En la práctica real, estas fronteras artificiales a menudo se diluyen y la mayoría de los trastornos presentan un mestizaje más propio de la complejidad de los cerebros que de la simpleza de los manuales.
Un ejemplo de ello es la cefalea tensional, que se caracteriza por dolores de cabeza frecuentes y repetidos asociados a un estado de tensión muscular continuo en respuesta a estrés. De hecho, esta entidad de trata con fármacos antidepresivos y ansiolíticos, pero a la vez precisa de realizar pruebas y exploraciones neurológicas que descarten otras alteraciones en nuestro sistema nervioso. Los pacientes con cefalea tensional a menudo se encuentran tratados de su cefalea por un neurólogo que obvia el componente emocional y teniendo que acudir a un psiquiatra o psicólogo para tratar su ansiedad o lo que es peor: no tratándola.
Es por ello que se precisan profesionales adiestrados en ambos campos y que puedan evaluar, aunar y tratar ambos tipos de síntomas. La neuropsiquiatría como subespecialidad existe en muchos países de Europa (por ejemplo, Reino Unido) y ha demostrado que esto simplifica la vida de los pacientes, ya que evita la duplicación de citas, mejora su calidad de vida y simplifica los tratamientos.
En Tranquilamente, cuentan con la Dra. Encarna Domínguez Ballesteros, que ha realizado ambas especialidades médicas y ejercido como neuróloga, psiquiatra y neuropsiquiatra en Reino Unido. Visitar a un neuropsiquiatra puede ayudar a simplificar el diagnóstico, minimizar las secuelas del tratamiento y darle sentido a síntomas que pueden agobiar o etiquetarse como ansiedad durante muchos años. También a profundizar en el por qué de los síntomas y buscar alternativas desde una visión más amplia y centrada en las necesidades.
La Dra. Encarna Domínguez es psiquiatra, neuróloga y trabaja en Tranquilamente Psiquiatría y Psicoterapia.