‘La caída de la Casa Usher’: ‘Succesion’ según Edgar Allan Poe

Cuando Netflix anunció que Mike Flanagan adaptaría ‘La caída de la casa Usher’ el escepticismo era válido. Aunque el guionista y director ha demostrado una y otra vez que es más que capaz de llevar las historias de otro a la pantalla, tanto a la pequeña como a la grande, la idea de llevar un cuento de Edgar Allan Poe de unas 40 páginas a una miniserie de 8 horas no parecía demasiado lógico. 

Pero más que adaptar un cuento del norteamericano lo que hace Flanagan en ‘La caída de la casa Usher’ es adaptar el universo Poe, y llevar todas las tragedias que sufren sus personajes a la misma familia. Al mismo tiempo recoge el testigo de ‘Succesion’ en esa idea de analizar de cerca el poder que viene de la mano del dinero, aunque en vez de los medios de comunicación esta vez se apunta a la industria farmacéutica. Es una mezcla brillante que funciona como puerta de entrada al universo literario de Poe, y al mismo tiempo como una intrigante historia original.

Más allá de la inteligente forma de adaptar la obra del cuentista el mayor logro de la serie es su capacidad de mantener la tensión, a pesar de dejar bastante claro desde el principio cuál será el final. Desde el primer episodio sabemos que los hijos de Roderick Usher, un genial Bruce Greenwood en su tercera colaboración con el director, no llegarán vivos al final de la historia. Después de eso solo queda esperar como la ficción deja caer los dominós que los llevaran a la tumba, y seguir la historia del protagonista a medida que construye su imperio de forma no especialmente legal, y absolutamente inmoral.

Parte de ello se debe al elenco. Aunque ‘La caída de la casa Usher’ se sostiene sobre la interpretación de Greenwood el resto del elenco es igual de memorable, los seis hijos del protagonista tienen personalidades definidas, tics que los hacen tan atractivos como detestables. Saber que van a morir los hace figuras trágicas, pero conocerlos hace imposible apartar la mirada. Pero en ese elenco brillan especialmente Kate Siegel como Camille, la jefe de medios de la familia, y T’Nia Miller como Victorine, la primera hija ilegítima del protagonista.

Además de la familia es necesario repasar el trabajo de un irreconocible Mark Hamill como el abogado Arthur Pym y de Carl Lumbly como Auguste Dupin, el detective Sherlockiano que Poe creó mucho antes que Conan Doyle o Agatha Christie trabajaran el formato aquí transformado en fiscal. Lumbly en particular parece el único personaje con un código moral en la historia y es difícil no empatizar con él.

EL GÓTICO MUNDO DE EDGAR ALLAN POE

Parte de la diversión de ver la serie, al menos para los fanáticos de Edgar Allan Poe es la forma en que la serie deja caer migas de pan basadas en sus cuentos para acercarnos al destino de los personajes. Aunque las historias están adaptadas a tiempos modernos siguen manteniendo su estructura central, y la sola aparición de algunas de las piezas clave de historias como ‘El corazón delator’ o ‘Los crímenes de la calle Morgue’ pueden hacer que los lectores se retuerzan en sus asientos sabiendo lo que viene.

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Mark Hamill En La Serie

Lo que sorprende es lo bien que la modernidad le sienta a las historias de Poe. Un autor gótico que siempre tuvo el ojo en la sociedad que le rodeaba, tanto para criticarla como para castigarla en la ficción. Es irónico que traspasando estos personajes a la actualidad Flanagan termine señalando que las injusticias de la sociedad siguen siendo las mismas, aunque ahora se envíen las invitaciones a las fiestas de máscaras por una aplicación y no en cartas selladas. 

MIKE FLANAGAN Y ‘LA CAÍDA DE LA CASA USHER’ VUELVEN A CUMPLIR PARA NETFLIX

Aunque la última obra de Flanagan para Netflix, el ‘Club de la medianoche’ del año pasado, no haya conseguido audiencia el director y guionista sigue siendo uno de los autores de confianza de la casa productora. Su capacidad de mezclar el drama familiar con el terror gótico ya les dio tres éxitos en ‘La maldición de Hill House’, ‘La maldición de Bly Manor’ y ‘Misa de Medianoche’, por lo que no debería ser una sorpresa que sigan confiando en el director.

Parte de lo importante de que sea él quien adapte a Poe es que es uno de los pocos directores del terror moderno que desecha casi del todo el ‘jumpscare’, ese momento del cine de terror donde una imagen salta a la pantalla justo cuando la música se agudiza para que saltemos de la silla aunque no pasa nada, lo que es apropiado para adaptar al autor de ‘El Cuervo’. La obra de Poe aterroriza por la capacidad de quedarse en la mente del lector, por usar todos los elementos para crear tensión y por su casi mágica habilidad de hacernos sentir algo de tristeza por personajes horribles.

De momento Flanagan se anota otro triunfo artístico. Aunque es verdad que hacia la segunda mitad de la serie termina por enfrascarse en una fórmula es difícil no sentir al final que hemos visto una de las tragedias familiares más potentes de la televisión.