Pablo Urdangarín ha vivido este martes su noche más especial desde su fichaje este verano por el Fraikin BM Granollers. Recién empezada la temporada, el hijo de la Infanta Cristina e Iñaki Urdangarín se ha enfrentado por primera vez a su exequipo, el Barça, en el que ha jugado los dos últimos años y en el que no ha podido cumplir su sueño de triunfar.
Un partido tan emotivo como importante para reivindicar su juego y su talento y en el que como no podía ser de otra manera el sobrino de Felipe VI ha contado con el apoyo en las gradas de dos de sus grandes pilares: su madre y su novia, Johanna Zott.
Tras deslumbrar en una boda este fin de semana en Medina Sidonia, Doña Cristina ha viajado hasta Barcelona para demostrar una vez más la maravillosa relación que mantiene con su hijo Pablo, al que en primera fila y acompañada por unos amigos no ha dejado de animar en ningún momento.
Y de nuevo ha llamado la atención la felicidad de la hija del Rey Juan Carlos, que ha recuperado la sonrisa tras llegar a un acuerdo de divorcio con Iñaki Urdangarín que firmarán en las próximas semanas ante notario.
Según ha adelantado ‘Vanitatis’, los ex duques de Palma se repartirán al 50% su única propiedad, un apartamento en la localidad de Bidart, y será Doña Cristina la que, además de pasarle mensualmente una cantidad de dinero a su exmarido en concepto de pensión -se especula que rondaría los 5000 euros-, se hará cargo de todos los gastos relacionados con sus 4 hijos: Juan, Pablo, Miguel e Irene.
Con este acuerdo, la hermana del Rey Felipe parece haberse quitado un peso de encima, y en sus últimas apariciones se ha dejado ver tranquila y sonriente. Pero la Infanta Cristina no ha sido la única que ha querido arropar a Pablo en su reencuentro con el Barça; su novia Johanna Zott ha asistido al encuentro acompañada por su madre y sus hermanas, aunque en esta ocasión ha mantenido las distancias con su ‘suegra’ y se han sentado separadas por varios metros.
Un apoyo incondicional de las dos mujeres de su vida que el nieto de los Reyes Eméritos ha agradecido al final del encuentro, que por cierto perdió el Granollers a pesar de lo dos tantos que marcó el joven.
Muy cariñoso, Pablo se acercó a las gradas para abrazar en primer lugar a su madre -que en un gesto muy maternal le consoló por la derrota- y a continuación a su novia, a la que dio un casto beso en la mejilla y con la que se deshizo en gestos de cariño ante la atenta mirada de la Infanta Cristina.