La inclusión de las personas con capacidades diferenciadas en actividades cotidianas requiere garantizar una serie de condiciones como la existencia de políticas, cultura con valores inclusivos y prácticas adecuadas en el entorno social de estas personas.
En este sentido, la Fundación Antonio Guerrero trabaja de manera constante por lograr la verdadera integración de las personas que viven con alguna discapacidad funcional, sumando acciones a favor de la concientización y el desarrollo de tecnología al servicio de las personas.
Ciencia para la inclusión
Desde su creación, la Fundación Antonio Guerrero ha trabajado en la creación de mecanismos que garanticen una mejor calidad de vida a las personas con diversidad funcional, así como en el desarrollo de programas de sensibilización y toma de consciencia en cuanto a la importancia de integrar a estas personas como una forma de tener una sociedad más humana. Con ese propósito, la fundación labora activamente en el desarrollo de tecnología al servicio de las personas con el propósito de promover su calidad de vida y bienestar.
Ejemplo de esto es el desarrollo del proyecto MITOCURE para el tratamiento de enfermedades mitocondriales, las cuales abarcan un amplio espectro de trastornos musculares y neurodegenerativos, causados por alteraciones en el ADN nuclear (nDNA) o mitocondrial (mtDNA) que no cuentan con una solución eficaz. Con este proyecto, se pretende evaluar la efectividad terapéutica de los tratamientos en los fibroblastos derivados de los pacientes mitocondriales, así como en las células neuronales generadas por reprogramación directa.
Sensibilización en los entornos escolares
La toma de conciencia es otro de los temas relevantes cuando se trabaja a favor de la inclusión de las personas con diversidad funcional. Por eso, desde el año 2019, la fundación se encarga de difundir una serie de materiales impresos y audiovisuales producidos a partir del cuento Viviendo con mi Dragón. Este relato fue escrito por las hermanas María José y Reyes Morillo Hidalgo, madre y tía de dos adolescentes afectados por la enfermedad mitocondrial, con el propósito de sensibilizar los entornos escolares de las personas que viven con esta condición a través de la elaboración de un material didáctico que favorece la inclusión educativa.
Se trata de una narración escrita con una prosa bien meditada y cuidada que describe como cada dragón influye en la vida de los niños con diversidad funcional. Por ejemplo, el dragón mitocondrial le quita la energía, el TEL produce el trastorno específico del lenguaje, el TEA tiene que ver con el trastorno del espectro autista que no permite socializar, el dragón Down lo hace dulce, afectivo y juguetón.
Este material está diseñado para ayudar a los docentes en la tarea de sensibilizar a los más pequeños, logrando la máxima inclusión del alumnado con diversidad funcional en los centros docentes. Todo ello desde una óptica integradora, solidaria y muy humana.
La integración de las personas con diversidad funcional, como derecho universal, requiere de políticas tendentes a que todos los ciudadanos reciban una educación de calidad e igualitaria, así como disponer de los recursos necesarios para ello, asegurando su desarrollo a nivel académico, personal y relacional. Para ello, se exige valorar la diversidad como elemento enriquecedor.