Las declaraciones hasta el momento y los números han dejado claro que, al menos esta semana, Alberto Núñez Feijóo no será presidente de España. El líder del Partido Popular ha pasado el día oyendo la negativa de la mayoría de los partidos de apoyar su investidura. Pero el discurso inicial del candidato presidencial, y la manera en que manejó las oportunidades de réplica dejan claro que, al menos de momento, el candidato parece preparado para ejercer como líder de la oposición.
Chascarrillos, críticas directas y acusaciones directas a Pedro Sánchez demostraron la disposición de Feijóo de funcionar como crítico del próximo gobierno. Aunque su futuro político sigue en el aire el gallego demostró que es más que capaz de sacar filo de los errores discursivos de la izquierda que se mantendrá en el Gobierno, que tuvo varios, y de señalar los problemas del día a día aunque la duda si él, y su partido, tendrán la paciencia de esperar 4 años en la oposición y contar con el desgaste de un líder socialista que ha demostrado, cuando menos, su capacidad de supervivencia.
De hecho, uno de los puntos clave de su discurso inicial fue el de señalar a Sánchez por su disposición de aprobar la amnistía catalán: «La amnistía o cualquier fórmula equivalente o análoga es un instrumento adecuado para superar el conflicto catalán. Igualmente, ese conflicto no se resolverá de manera definitiva si no contemplamos el derecho a decidir del pueblo de Cataluña mediante un referéndum o cualquier fórmula equivalente o análoga. Con esto bastaría, ¿no? Pues no. No voy a defender eso», sentenció el gallego en la mañana.
SILENCIO DEL LÍDER SOCIALISTA Y DEL PSOE
Pero la gran sorpresa del debate de investidura fue la decisión de Pedro Sánchez y de Yolanda Díaz de mantener silencio durante la sesión y dejar que otros portavoces de sus partidos hablaran en su nombre. Por el PSOE el encargado fue Óscar Puente, exalcalde de Valladolid, y por Sumar hubo varios portavoces primero, Marta Lois uso la cuota de tiempo de la facción de Díaz y después le siguieron Enrique Santiago de Izquierda Unida y Aina Vidal de En Comú Podem uso la cuota de las otras formaciones.
Es un punto que a Feijóo le permitió cargar contra el PSOE, no solo señaló a Sánchez por «no tener cuajo» sino que además al responder al discurso de Puente repitió el mantra de que el gobierno de un PSOE perdedor apoyado por un prófugo como Carles Puigdemont sería una «anomalía democrática» para el país: «Es mucho mejor ser el jefe de la oposición con más votos que el presidente del gobierno con menos», sentenció en una de sus intervenciones y repitió después en criticar su dependencia independentista: «Sin los diputados de Bildu no es nadie, sin los diputados de ERC no es nadie», aseguró ante el silencio de Sánchez.
Lo cierto es que la decisión del presidente en funciones demuestra su confianza en que podrá ser investido presidente. Aunque el discurso de la portavoz de Junts en el congreso de los diputados mantuvo en el aire su sí al líder socialista, el de Gabriel Rufián dio la amnistía, y su apoyo a la investidura, como un hecho, un avance importante para confirmar el gobierno de la próxima legislatura.
FEIJÓO ASUME A VOX COMO SOCIO OPOSITOR EN EL CONGRESO
El otro punto llamativo del las intervenciones de Feijóo fue su cordialidad con el líder de VOX. Tras la intervención de Santiago Abascal, donde volvió a criticar al PP por «satanizar» al partido verde, el candidato del PP aseguró que mantendría abierto el diálogo con el partido a su derecha y que aunque, había diferencias irreconciliables, agradece su apoyo para la investidura y su disposición a votar ‘Sí’ sin exigir formar parte del Gobierno. Fue un momento que no borró las asperezas recientes entre ambos partidos, pero que sí mostró su disposición a colaborar cuando fuese necesario.
Pero el punto que el líder popular quiso subrayar como la gran diferencia principal entre ambos partidos fue la vocación «decididamente europeísta» del Partido Popular, frente a las críticas que Vox repite contra la Unión Europea (UE). Así, ha indicado que su formación tiene el convencimiento de que las «debilidades» del proyecto europeo «se tratan y se mejoran, reformándolo» y «no rompiéndolo».
Abascal le ha replicado cuestionado por cuál es su «europeísmo». «¿Al estilo de algunos eurodiputados suyos federalistas, al estilo de los padres fundadores, al estilo del Tratado de Niza?», ha dicho, antes de precisar que Vox se identifica con este último y no «con la deriva de la actual Unión Europea».