La congregación religiosa Pureza de María, propietaria del colegio concertado Sagrada Familia de Granada, donde familias de niñas han protestado por la norma que les impide usar falda en el uniforme, ha pedido en un comunicado respeto en el ejercicio de la autonomía organizativa y pedagógica recogida en la ley y en concreto a una decisión que tiene como objetivo «suprimir estereotipos».
En el comunicado, la titularidad del colegio explica que «la decisión adoptada ha sido fruto de un estudio y análisis de la realidad en los centros por parte de sus equipos directivos, ante las nuevas metodologías del aula, con el objetivo de suprimir estereotipos y atendiendo a otros razonamientos de los que han sido informadas las familias que han elegido» alguno de sus centros.
La decisión es conforme a la normativa educativa vigente tanto en el ámbito nacional como autonómico en esta materia y va en sintonía con las recomendaciones de la Resolución del Parlamento Europeo, de 12 de marzo de 2013, sobre la eliminación de los estereotipos de género en la UE, especifica mientras aclara que, en torno a este tema, en la actualidad el centro únicamente ha recibido a seis familias que han solicitado reunión con la dirección.
El cambio en la uniformidad del colegio es una competencia de la titularidad, que decidió en el año 2019 «de forma conjunta» para todos sus centros. «En la actualidad cada uno de ellos tiene un programa de implantación, conforme a la decisión consensuada entre todos los equipos directivos».
En este contexto, detalla que en el colegio Sagrada Familia, para el curso 2023/2024, es obligatorio el uso del nuevo uniforme en primero de Primaria, «tal y como se informó a las familias cuando formalizaron su matriculación en el curso 2019/20 en el nivel de Infantil de tres años, el primero de acceso al centro».
«El nuevo uniforme se implanta con carácter obligatorio tras el preceptivo periodo de coexistencia de la uniformidad anterior y la nueva durante tres cursos escolares. En la etapa de Infantil, el alumnado usa solo el chándal como parte del uniforme, siendo en primero de Primaria cuando éste se conforma por otras prendas, habiéndose suprimido la falda».
A mediados de septiembre trascendió que familias de niñas que comienzan Primaria este curso en este colegio concertado religioso de Granada capital habían mostrado su desacuerdo con la dirección del centro por la normativa que les impide vestir en sus uniformes, como ha sido tradición, faldas, una prenda que se cambia por un pantalón similar al de los niños.
Entre las medidas para mostrar esta protesta, según indicaron fuentes conocedoras de esta situación, las familias en desacuerdo con el veto de la falda llegaron a promover una recogida de firmas, una medida que se abordó en una reunión convocada por la asociación de madres y padres de alumnos en marzo del año pasado.
Entonces la dirección, que este pasado lunes por la noche en su comunicado indicó que «en ningún caso se tiene constancia de que en el centro se hayan presentado hasta 500 firmas en contra del cambio en la uniformidad», ya había avisado a los padres de las niñas de nuevo ingreso en el centro, que también cuenta con líneas de Infantil, Secundaria y Bachillerato, que, al entrar en Primaria, el uniforme que usarían sería con pantalón.
La medida que se empieza a aplicar en Primaria se extenderá en los próximos años a los siguientes cursos, donde, por el momento, siguen conviviendo los dos modelos de uniforme para las niñas, el de falda y el de pantalón, más cómodo para las actividades escolares del día a día.
La titularidad del centro ha advertido por su parte que «la falsedad de las informaciones vertidas tanto en medios como por particulares está provocando daños en la imagen pública del centro» y sus propietarios, «así como malestar en la comunidad educativa».
Por ello han rogado que «se abstengan de seguir haciéndose eco de cuestiones internas de la gestión» de sus centros, que tienen como objetivo «educar al alumnado», todo ello «evitando distracciones externas» a las que dedican «esfuerzos en vano».