A pesar del tiempo que ha pasado desde que se declaró un final de la pandemia la situación sigue siendo delicada. Lo cierto es que si hay un sector que ha sufrido de forma especial esta situación es la hostelería, primero por el confinamiento y ahora por la crisis en el consumo causada por la inflación. Esto se evidencia en los datos del ‘Institut d’Estadística de les Illes Balears’, recogidos por el Periódico de Ibiza que señalan que el aumento de precios de transporte y hospedaje ha alejado a los turistas de la restauración. Es verdad que es una situación esperable, pero no por ello es menos problemática.
Según el instituto el gasto turístico en alojamiento y transporte ha sido el que ha registrado un incremento más pronunciado con respecto a julio de 2019, superior al 50 %. Mientras, el gasto en manutención (+23 %), actividades (+13 %) y resto del gasto (+12 %) también han subido, pero a un ritmo mucho menor. Además, el precio de los billetes de avión se ha disparado en solo un año: los vuelos desde Baleares se han encarecido hasta un 30 %.
Hasta 2019 el transporte y alojamiento representaban solo el 43% de los gastos totales del viaje, mientras que en julio de este mismo año pasaron de la mitad, alcanzando el 51%
De hecho al ver los gastos que conlleva el turismo y alojamiento el cambio de hábito es evidente. Hasta 2019 esto representaba solo el 43% de los gastos totales del viaje, mientras que en julio de este mismo año pasaron de la mitad, alcanzando el 51%. Esto se debe no solo al aumento de los precios, sino que él mismo ha hecho que no se dediquen tanto a comer en restaurantes, o a salir a tomar algo con los amigos o revisar la oferta nocturna local. Es un nuevo paradigma, que a largo plazo puede generar un nuevo tipo de turismo que afecte a comercios locales en las ciudades más turísticas del país.
Pero además la situación ha cambiado radicalmente en los últimos meses. El año pasado fue un año de récord para el turismo en el país, con el consumo y los pasajes superando los datos de 2019 con creces. Pero parece evidente que tras superar ese rebote inicial posterior al confinamiento los españoles no se sienten especialmente cómodos manteniendo el nivel de gastos. Así lo señalan desde las diversas patronales, aunque de momento la hotelería y el transporte pueden seguir durmiendo tranquilos a pesar de la nueva crisis.
LAS CRISIS EXTERNAS GOLPEAN EL TURISMO EN EL PAÍS
El otro problema es que algunas crisis externas al país empiezan a golpear algunas de las zonas que viven del turismo exterior. En particular las Baleares, que se han visto afectadas tanto por el Brexit en su momento como por la recesión alemana ahora, y que en ambos casos han reducido el turismo externo, así como el consumo de los viajeros que sí van a las islas. Esto ha obligado a los comerciantes a buscar opciones, pero ninguna resuelve un problema que en la práctica requiere el final de la crisis.
Pero que esta industria deba seguir enfrentando crisis consecutivas termina haciendo que cada una sea algo peor que la anterior. Sumada a otros problemas señalados recientemente por los hosteleros, como la dificultad de contratar trabajadores y retenerlos, es una industria que sigue afrontando un momento complicado, a pesar de haber sobrevivido a lo que se suponía podía ser la peor crisis para ellos en este siglo.
MIENTRAS LA HOSTELERÍA SUFRE EL TRANSPORTE SIGUE CON BUENOS DATOS
Sea por la liberalización de los trenes, el retorno de los viajeros de avión o incluso los autobuses todo el sector transporte sigue pudiendo presumir buenos datos. De hecho los números que ha ido presentando la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia muestran una buena salud del sector. La realidad es que todo apunta a que los españoles siguen queriendo escapar de su entorno para viajar, simplemente que al ver los precios al llegar deciden reducir sus gastos en otros espacios.
Esto en particular se nota en destinos como Valencia y Barcelona, los favoritos de los madrileños, para los que hay más tipos de conexiones. Es un contraste interesante que muestra no solo la respuesta de los españoles ante la crisis, sino también su cambio de prioridades tras el confinamiento. Sumado a los descuentos hechos por el gobierno para el sector transporte es evidente que la realidad del turismo en España ha tenido un ligero reajuste.