El mundo del modelaje, y por ende su proyección, ha condenado a las mujeres durante generaciones a tratar de tener cuerpos perfectos y sujetos a las medidas de 60-90-60 tan difíciles de alcanzar, que en muchos casos al no poder alcanzarlos desembocan en frustración y trastornos alimenticios, para precisamente tratar de alcanzar lo inalcanzable, porque lo que nadie cuenta es que hay más factores al margen de tener una vida o una buena dieta. La genética, la posición económica, incluso el tiempo libre son otros condicionantes que no se advierten a la hora de intentar tener un cuerpo normativo.
Pero la sociedad está abriendo los ojos y está diciendo basta ante el abuso de los «cánones de belleza clásicos». Ahora un nuevo movimiento trata de abrirse camino, el denominado body positive. Que celebra los cuerpos tal y como son, sin necesidad de complejos, sin comparaciones. Un movimiento nacido en la década de los 60 y que luchaba por la inclusión y aceptación de las mujeres de tallas grandes. El objetivo era romper el vínculo existente entre el peso y el valor personal, reforzando que todos los cuerpos merecen dignidad, respeto y un trato justo, independientemente de su forma y tamaño», según Druni.
Ya que la moda fue quien impuso estos cánones y la sociedad quien los aceptó, es ahora la sociedad quien dice basta y trata de cambiar la moda. Son muchas las marcas que han comenzado a incluir en sus desfiles a modelos «curvy», básicamente mujeres reales con caderas y curvas.
Uno de los casos más llamativos es el de Ceval Omar, la modelo de Zara en la colección de Barbie, que es negra, transexual y curvy e inmigrante, que tras posar para Vogue en la edición escandinava, ahora rompe todos los moldes existentes para Inditex y que ha sido apodada como «la nueva mujer», como ejemplo de empoderamiento.
Y es que el hecho de aceptarse con el cuerpo de uno mismo es una tarea complicada que lleva años de entrenamiento. Si bien los hombres tenemos unos referentes de cuerpos esculpidos en gimnasios y en los que se puede estudiar anatomía de forma animada, las mujeres han idealizado los cuerpos sin una curva, con medidas estrictas, sin un gramo de grasa, sin arrugas, sin varices o estrías y por supuesto altas y delgadas.
Zara no aplica el body positive en sus modelos
Pese a la contratación de Omar para la línea de Barbie, la realidad es que Zara, al igual que otras marcas utilizan a estas personas como reclamo. Y como más de una vez se ha demostrado, no adaptan sus tallas, si no que cambian la etiqueta. La talla S, es la nueva XS, la L una M. Venden la idea de incorporar más tela o hacer las tallas más grandes y realistas, cuando es mentira.
Cualquiera que revise las publicaciones de Zara, o de cualquier marca del grupo Inditex, puede constatar este hecho. En las publicaciones de ropa siguen utilizando a modelos extremadamente delgadas, que encajan mejor en sus prendas, una práctica extrapolable al resto de las marcas de cualquier pasarela.
Aunque la moda esté tratando de avanzar en sus modelos, tallas de ropa o proyección en la sociedad, detrás sigue un poso muy hondo en el que las modelos siguen siendo delgadas y los hombres esveltos y fornidos. Algo que necesitará más tiempo y campañas para poder cambiar.
En definitiva, la sociedad camina con paso firme hacia la aceptación y reconocimiento de cualquier tipo de cuerpo, sea como sea, sin imposiciones de cánones, pero como suele ser habitual el sistema, en este caso la moda, sigue resistiendo a cambiar al mismo paso que lo hace la sociedad.