El anuncio de la proyección de No me llame Ternera el próximo viernes 22 en el festival de San Sebastián ha provocado un movimiento en contra de esta entrevista de Jordi Évole y Màrius Sánchez a Josu Ternera, figura clave, y de las más sanguinarias, de ETA. Se proyectará posteriormente en Netflix.
Hablamos así de que el que fuera dirigente de ETA, Josu Ternera (su nombre real es José Antonio Urrutikoetxea), se atribuye en el documental su intervención en el asesinato en 1976 del alcalde de Galdácano Víctor Legorburu, un crimen por el que nunca fue procesado y que fue sobreseído por la Ley de Amnistía de 1977.
Josu Ternera se atribuye un asesinato de ETA por el que nunca fue procesado
En el documental, Jordi Évole muestra las «imágenes en las que ‘Josu Ternera’ reconoce su intervención en el crimen» y el antiguo policía municipal «comenta lo que le sugieren esas palabras», señala el diario.
Por el asesinato de Legorburu fueron procesados tres miembros de ETA pero «jamás Urrutikoetxea» (Josu Ternera), que precisa que no se produjo ninguna condena ya que con la aprobación de la Ley de Amnistía en 1977 «ese y otros crímenes recibieron el sobreseimiento libre».
Por el asesinato de Legorburu fueron procesados en 1977 Isidro Garayalde, Mamarru, Joaquín Villar Gurrutxaga, Fangio, y José Miguel Retolaza, Exequi.
ETA reconoció que «se había equivocado de objetivo»
El comando que formaban estos tres terroristas y los dos desconocidos estuvo implicado también en el asesinato del alcalde de Oiartzun Antonio Echeverria en 1975, y en el del mecánico José Antonio Galarza en 1976, que la propia ETA reconoció que «se había equivocado porque el objetivo era el alcalde de Zizurkil».
Las reacciones no se han hecho esperar. En un comunicado, las asociaciones de víctimas AVT y Dignidad y Justicia; los sindicatos policiales SUP, UFP, CEP y SPP; y las asociaciones de guardias civiles Unión GC, AEGC y ASES-GC, se han mostrado en contra de la proyección, pues a su juicio supone «una muestra de debilidad del Estado de Derecho, que se muestra incapaz de conseguir que Ternera afronte sus responsabilidades en la sala de un tribunal de Justicia».
Josu Ternera es un asesino. Concederle la oportunidad de hablar de sus crímenes – reivindicando incluso alguno todavía sin esclarecer – es intolerable y humillante para las víctimas. En lugar de entrevistarse con Évole, debería hacerlo con el magistrado competente de la Audiencia… pic.twitter.com/7ovI0H2ToF
— Carlos Pinilla (@CarlosP59051425) September 14, 2023
En este sentido, han asegurado que la Fiscalía debe pedir la grabación y considerar de forma urgente la emisión de la cinta como un acto de humillación a las víctimas porque actuar a posteriori «no tiene sentido».
Si alguien de mi familia o de mis amigos y amigas hubiera sido una víctima de Josu Ternera, ese documental me partiría el corazón de cuajo y pensaría que vivo en el país más nauseabundo de la tierra.
— Manuel Vilas (@Granvilas) September 14, 2023
Y ahí surge otra pregunta: ¿puede un festival dar espacio en sus pantallas a un asesino despiadado como Ternera? ¿Se puede sentir como una afrenta a sus víctimas? La carta Contra el blanqueamiento de ETA y Josu Ternera, publicada el lunes por la noche y firmada por medio millar de personas, pedía la retirada de la película de 101 minutos.
El certamen ha confirmado que se mantiene, según su director, José Luis Rebordinos: «Es una película muy interesante por muchas razones. Y que arranca con una víctima y acaba con una víctima. Hay una declaración de principios en que la primera palabra y la última se le den a una víctima. En el Zinemaldia todo el mundo va a poder verla con normalidad».
Mientras, la Fiscalía de la Audiencia Nacional ha abierto y archivado diligencias de investigación, ya que la Constitución Española reconoce y protege en su artículo 20, entre otros, el derecho a expresar y difundir libremente los pensamientos, ideas y opiniones mediante la palabra, el escrito o cualquier otro medio de reproducción y el derecho a la producción y creación literaria, artística, científica y técnica.