El renting se ha convertido en una de las fórmulas más interesantes para tener un coche. Empresarios, profesionales autónomos y cada vez más personas a título privado eligen esta opción para disponer de un vehículo cuando lo necesiten y aprovechar a la vez todas las ventajas de este sistema, en el que la propiedad del turismo nunca recae sobre la persona, lo que permite cambiar de coche cada poco tiempo sin hacer grandes inversiones.
Empresas como Movere están demostrando que el renting es la fórmula del futuro: comprar un coche ya es cosa del pasado. Estas opciones permiten ponerse al volante de excelentes y nuevos modelos sin apenas preocupaciones ni gastos derivados.
Cuatro modalidades de contratos de renting: ¿cuál es para ti?
En la actualidad, el mundo del renting se ha diversificado. Existen distintos tipos de contrato dependiendo de las necesidades del usuario, el gasto que esté dispuesto a hacer, las responsabilidades que quiera asumir o el tiempo que necesite el vehículo.
De esta manera, hoy en día hay hasta cuatro fórmulas muy diferentes entre sí que permiten que cada conductor encuentre justo lo que está buscando: la suscripción, el leasing, el renting tradicional y el carsharing.
Suscripción
La suscripción es el método más flexible de alquiler de coches. Desde plazos tan cortos como un mes, los conductores pueden acceder al uso de vehículos sin tener que asumir el pago de seguros, mantenimientos, ITV, impuestos o asistencia en carretera.
Todo ello queda incluido en una cuota mensual muy asumible que se mantiene igual durante el tiempo que dure el contrato.
En los métodos de suscripción, los usuarios pueden elegir el tiempo que quieren disponer del coche, el modelo y el kilometraje aproximado que van a hacer con su nuevo coche.
Además, este tipo de sistemas permite que el usuario incluso cambie de vehículo dependiendo de las necesidades que tenga el conductor a lo largo del tiempo.
Renting tradicional
El renting tradicional es muy parecido al sistema de suscripción, solo que en este caso los mínimos exigibles al cliente son algo menos flexibles.
El primer condicionante que se tiene que tener en cuenta es el tiempo de cesión del vehículo. En el renting, la mayoría de empresas del sector compromete a los clientes a un uso mínimo de 24 meses.
Esto implica una mayor inversión y un compromiso con el vehículo que muchas veces no interesa asumir: un cambio de ciudad temporal o un contrato de trabajo temporal puede hacer que se necesite un coche solo por uno, dos o tres meses.
Por lo demás, el renting funciona de un modo muy parecido: el cliente paga una cuota mensual y, a cambio, puede usar el vehículo como si fuera de su propiedad sin tener que asumir ningún gasto extra por su mantenimiento.
Leasing
El leasing varía sensiblemente de las opciones anteriores en un punto crucial para muchos clientes: al final del periodo de alquiler, es posible llegar a un acuerdo con la empresa y abonar una cantidad extra para comprar definitivamente el vehículo.
También es importante destacar que este sistema no incluye mantenimientos, seguros o impuestos en el pago mensual. Será el conductor el que asumirá todos estos pagos como si el coche fuera comprado desde el primer momento.
Carsharing
El carsharing es una fórmula de transporte colaborativo en el que una persona usa un coche por un tiempo muy limitado. Es algo que se está poniendo de moda en las grandes ciudades, donde tener un coche propio es una mala opción, pero sí se necesita un vehículo de manera puntual.
Con un funcionamiento a través de aplicaciones móviles, solo es necesario reservar el vehículo, acudir a donde haya uno disponible y, al terminar su uso, aparcarlo en una zona autorizada por la empresa responsable del vehículo.
Estas son las principales fórmulas de renting que se utilizan en España y en el resto de Europa en estos momentos. Empresas como Movere se están convirtiendo en referentes del sector con sistemas de alquiler de vehículos cómodos, rápidos y asequibles para cualquier perfil de conductor.