El tequila, el ron y la ginebra son las bebidas espirituosas más consumidas en España con datos de 2022, y el anís, el brandy y el pacharán son las que registraron un descenso más acentuado, según el Informe Económico y Social de la patronal Espirituosos de España.
El consumo y la producción de destilados son dos elementos muy arraigados a la cultura española. El primero, favorecido por la tradición de los aperitivos y las sobremesas extensas. El segundo, por el arte de la elaboración, que apenas ha cambiado con el paso de las décadas.
En 2020, la situación excepcional surgida a raíz de la pandemia alteró esta situación y supuso un punto de inflexión drástico en la tendencia consolidada recogida hasta entonces. Pero tras dos años largos de restricciones, el sector vuelve a ver la luz, según refleja ese informe, según el cual el consumo de bebidas espirituosas en España creció un 19,4 % en ese año, alcanzando los 197 millones de litros. Estas cifras rozan los niveles pre-pandemia de 210 millones de litros en 2019, marcando un regreso significativo a la situación de 2019.
Los españoles no solo están recuperando los tradicionales momentos para disfrutar de una bebida espirituosa, sino que están incorporado otros nuevos, como los tardeos y ‘afterwork’. Este nuevo escenario ha revolucionado las tendencias que hasta el momento marcaban las preferencias de los españoles. Y las distintas categorías de productos que compiten en esta carrera por recuperar e incrementar volumen deben afrontar los nuevos retos de un mercado que cuenta con un consumidor cada vez más exigente, no solo con la calidad del producto, sino con otros elementos como la sostenibilidad.
En este contexto, los datos extraídos de un estudio de NielsenIQ, dedicado a las macro bebidas, proporcionan una visión reveladora sobre cómo ciertas bebidas han experimentado notables cambios en su popularidad, tanto en alza como en descenso, en el mercado español. Según los indicadores de esta fuente, la recuperación del consumo se ha manifestado de manera desigual en los distintos canales de distribución. Mientras que las ventas en el canal de hostelería crecieron un 11,76 % en 2022 en comparación con el año anterior, las ventas en el canal de alimentación registraron un descenso del 13 %. Esta diferencia refleja la conexión intrínseca entre las bebidas espirituosas y la experiencia en establecimientos de hostelería.
El informe de la patronal también destaca el comportamiento por categorías de bebidas espirituosas durante el mismo período. En 2022, el tequila lideró el crecimiento con un aumento del 30% en su consumo, seguido de cerca por el ron (+15,2%), el gin (+12,9%), los licores (+12,8%), el vodka (+9,8%) y el whisky (+ 8,9%). En términos de cuota de mercado, el whisky lidera el ranking con un 24,5%, seguido por los licores (21,6%), el gin (19,5%) y el ron (14,6%).
Sin embargo, el panorama no es optimista para todos y, según los datos de Nielsen, el anís se encuentra ahora en un declive evidente. Las cifras recientes pintan una imagen complicada de su posición en el mercado, mostrando un descenso riguroso en las ventas y una decadencia palpable en su participación. A pesar de su arraigada historia en la cultura española, el anís está sumido en una caída vertiginosa de sus ventas: en la categoría ‘Pyb Hiper+Super+Indep+Horeca+Online’ este destilado vive una caída de ventas en unidades equivalentes, con un importante descenso del 8,3%. Los datos confirman también la disminución en la concentración en unidades equivalentes, que es del 4,9%. Y, en términos de cuota de mercado en valor, el anís también ha reducido ligeramente.
Este preocupante escenario no solo refleja un cambio abrupto en las preferencias de los consumidores sino también la agresiva competencia que le infligen otras categorías de bebidas espirituosas, que le han arrebatado su protagonismo. En un mercado implacable donde la adaptación es la única tabla de salvación, el anís se encuentra en una posición profundamente inestable, luchando por resurgir y encontrar relevancia en las experiencias de consumo actuales y, aún más desafiante, en cualquier celebración futura en el territorio español.
El declive del anís no está aislado, ya que otras bebidas espirituosas también han experimentado caídas en su demanda. Tomando como ejemplo la categoría hostelería se observa que el pacharán ha sufrido una disminución en sus ventas en valor y unidades equivalentes, mientras que en categoría de retail uno de los productos más afectados es el brandy, con una caída de volumen del 3,4% respecto el año anterior.
Mientras ciertas bebidas alcohólicas tienen que enfrentarse esta decadencia, productos como el vermut, que antes compartía una situación declinante, está experimentando un sorprendente resurgimiento en España, una contradicción que ilustra la capacidad de ciertas bebidas para redefinirse y recapturar la atención en un mercado en constante cambio. Dicha evolución en el mercado de las bebidas alcohólicas subraya la necesidad de comprender tanto los datos cuantitativos como el contexto general.
Lo cierto es que se presenta un desafío para las diversas categorías: la capacidad de adaptación e innovación se vuelven fundamentales para garantizar que estas bebidas sigan cautivando a los paladares y las preferencias cambiantes, y reta a los productores a no solo enfrentar, sino también abrazar con entusiasmo, los desafíos que plantea el mercado y el consumidor. Solo la reinvención constante y la búsqueda incansable de la excelencia asegurarán que estas bebidas continúen siendo un elemento esencial en las experiencias y celebraciones en España.