La primera temporada de ‘Winning Time: La dinastía de Los Lakers’ fue un trago de agua fresca dentro del género deportivo en la televisión. La ficción de HBO, y la palabra ficción aquí es importante, dramatiza los años 80 que transformaron la NBA de un pequeño pasatiempo en un auténtico fenómeno, que ganaría un nivel internacional tras la explosión de Michael Jordan en los años 90. Pero a estas alturas Jordan no existe y los dos protagonistas son Magic Johnson y Larry Bird.
Esa rivalidad, que sirve para crear el capítulo más interesante del duelo entre los Lakers y los Celtics que define aún hoy la NBA, es el tronco argumental de la serie. Si la primera temporada se enfocó en el drama temporal del equipo de Los Angeles, pero su duelo con los bostonianos y su ídolo es el centro de la promoción y del primer episodio de la segunda temporada que está en HBO.
Ayudan las interpretaciones. Aunque las figuras reales no dejan de describir a los personajes de la serie como caricaturas es difícil negar su magnetismo. John C. Reilly redefine su carrera con una versión cautivante y por momentos repulsiva de Jerry Buss, el hombre que convirtió la NBA en un espectáculo, Quincy Isaiah anuncia la llegada de una estrella de la pantalla dándole vida a Johnson y Solomon Hughes es capaz de transmitir tanto la soledad como el liderazgo del capitán Kareem Abdul-Jabbar.
Pero quizás nadie en el elenco deje tanto material para escribir una crítica como el Pat Riley de Adrien Brody. Cabello peinado hacia atrás, ambición pura y la posibilidad de explotar en cualquier momento hacen de su personaje quizás el más interesante de la serie, la segunda temporada tiene la labor de narrar su paso de asistente a entrenador del equipo, y exjugador buscándose un hueco en el equipo a figura clave en la evolución del baloncesto moderno. Poco a poco su interpretación sigue creciendo y elevándose a uno de los picos de una carrera que silenciosamente se ha llenado de ellos.
LA RIVALIDAD EN EL CENTRO DE LA SERIE Y DE LA NBA
Pero esta segunda temporada además deja claro que este momento no se define solo por lo que hagan los Lakers, sino por sus resultados de frente a los Celtics. En varios momentos el propio Riley señala que un anillo es valioso, pero que ni los de Johnson ni los de Bird completan la leyenda si no se lo ganan al otro.
Esto le permite más tiempo en pantalla al Larry Bird de Sean Patrick Small. El verdadero Bird, a pesar de su presencia pública en la actualidad como uno de los divertidos viejos sabios de la liga, tiene suficiente historia para tener su propio drama de varias temporadas. Una familia caótica marcada primero por un divorcio y después por el suicidio de su padre sirvieron como motivo de inspiración en su carrera como jugador primero y como entrenador después, más de una vez el jugador ha hablado de su miedo a volver a la pobreza.
En la serie esto se traduce en ver a Johnson no solo como un rival deportivo sino como un riesgo real a su carrera. El Bird de Small, otro novato como Isaiah, ve con preocupación a su rival aunque la serie sepa que irónicamente están destinados a ser amigos bastante cercanos, después de todo el jugador de Boston fue uno de los primeros en llamar a Magic tras su diagnóstico de SIDA.
‘WINNING TIME’ AVANZA HASTA EL FINAL DE LOS 80 Y DE LOS LAKERS DE MAGIC JOHNSON
Está segunda temporada promete acelerar el ritmo en que se cuenta la historia de los Lakers de Magic Johnson. Al final de los 7 episodios deberíamos estar en 1984, después del primer duelo en finales del equipo de Los Angeles y los Celtics. Será llamativo ver como, a medida que avanza la serie, manejan este ritmo a medida que las temporadas van sumando diferentes dramas dentro del equipo.
Pero por ahora la segunda temporada estrenará semanalmente en HBO. Es un drama obligado para cualquier fanático de la NBA, pero también para cualquier interesado en la buena televisión.